
Monstruo, Marcelo Alberto Chaime
Vivió soñando que era un hombre, un día despertó y asesinó a toda su familia.
Del octavo piso se tiraron los dos.
Puntaje; 7,29
4to lugar
La familia que creó la historia, Diego Fonseca
Ongh y Uthla conocían el fuego del cielo, bebían de las serpientes de agua y comían otras bestias que cazaban.
Su hijo fue el primer homínido que pintó la pared de una cueva.
La familia que creó la Historia murió sin saber de sí.
Puntaje; 7,5
3er lugar
Trabajo terminado, Marcelo Alberto Chaime
Desde donde yo lo veía, parecía ser un círculo de unos veinte por veinte centímetros, con una cruz en el centro, ayer no estaba, de eso podía estar seguro.
Lo habían pintado en la esquina, en la vereda de enfrente, justo en línea oblicua a la ventana de mi oficina.
De los cinco que esperaron el colectivo ese día, las dos primeros lo ignoraron olímpicamente, el tercero lo esquivó parándose a un lado, el cuarto se abrió de piernas justo en ese lugar, y el quinto, que permaneció parado en el círculo un tiempo prudencial, fue el que recibió el disparo entre ceja y ceja.
Puntaje: 7,63
2do lugar
Vividora, Aldo Vercellino
Mi madre me roba; la voy a denunciar.
Se cree que no la veo: entra cuando estoy durmiendo -siendo que nunca lo hago completamente-, y, agazapada, me hurta las monedas de un peso que guardo en la jarra.
A veces, para asustarla, me muevo un poco y bufo: abre grandes los ojos.
Siempre igual.
Después se lo gasta en pan: eso me indigna.
Puntaje: 7,76
1er lugar
Otro pozo, Aldo Vercellino
Ella me besaba y me besaba, pero aquí estoy: sigo croando, como si nada.
Puntaje: 8,89
¡Ah, vaina, señores! El cuento de hoy es que los premios los monopolizaron los argentinos. Y yo por güevón como decimos en Colombia, o boludo como dicen en Argentina, y no contemplar esa posibilidad, voy a tener que invertir la plata que no tengo para enviar hasta allá los libros de Monterroso. Pero bueno, todo sea por amor a la literatura. Para la próxima versión, porque hay próxima versión, voy a tener que pensar una solución con respecto a este tema. No sea que por ahí gane un chino y me toque vender uno de mis riñones para cumplir con mi promesa. A la larga, eso es un premio: una promesa.
Por otra parte, si quieren leer todos los cuentos participantes, entren a loscuentosdeldinosaurio.blogspot.com. Para que vean que aquí siempre se les escucha.
No me queda sino agradecerles a todos por creer en ‘El dinosaurio’ y espero que haya sido una experiencia tan deliciosa como lo fue para mí.
¡Felicitaciones a los ganadores! Vía correo electrónico me comunicaré con cada uno para establecer el lugar de envío.
Y a todos, no se despeguen de los cuentitos que cada martes y cada viernes, como siempre, uno de ellos tomará la palabra esperando ansioso a que ustedes lo escuchen y le hablen.