viernes, 18 de abril de 2014

La memoria de Gabo

             La tentación de mencionar un referente universal cuando la muerte se lo lleva es muy alta. Pero es que 'Gabo' ha sido tan importante para mí y mi formación como lector que me es imposible no traer de vuelta un par de entradas que escribí en el año 2012. La primera, referida a lo que logró la literatura de García Márquez en mi vida y la segunda, un hiperbreve escrito ese mismo año cuando en las noticias se rumoraba acerca de su posible demencia senil. Ante la tristeza de su partida, creo que el mejor homenaje que se le puede hacer es leer y releer sus libros, auténticas joyas que se quedarán para siempre en mi memoria.

'Gabo' y papá

           Si se la compara con la de otros muchachos de mi edad, mi adolescencia fue más bien extraña. Mientras mis compañeros de colegio aprovechaban los sábados para asistir a las fiestas de moda para encontrarse con sus primeras borracheras, yo me quedaba en el segundo piso del apartamento de mi padre, donde, motivado por romper con el aburrimiento, me encontraba con mis primeras lecturas. Mi padre, confeso admirador de Daniel Samper Pizano y Gabriel García Márquez, cuenta con una impresionante biblioteca con secciones que se podrían clasificar en tres (es más amplia, en realidad, pero estas temáticas predominan): Clásicos de la Literatura Universal; libros dedicados a la religión, especialmente al Catolicismo y libros dedicados al estudio del castellano y la gramática española, asunto del que mi padre es especialista y referente en Hispanoamérica.
              En ese cuarto silencioso, frío y sin televisor, me acostaba en un sofacama en el que me disponía a leer hasta que el sueño me vencía. Fascinado por la maestría de El coronel no tiene quien le escriba, me di a la tarea de leer todos los libros de ‘Gabo’, ya renombrado y famoso en esa época. Así, me encontré con La mala hora, Los funerales de la mama grande, Relato de un náufrago, Ojos de perro azul, La hojarasca (donde descubrí que Cien años de Soledad lo venía preparando desde hacía tiempo), La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y su abuela desalmada, el monólogo teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado, El general en su laberinto, El ahogado más hermoso del mundo, Crónica de una muerte anunciada, Noticia de un secuestro, La aventura de Miguel Litín clandestino en Chile, Doce cuentos peregrinos, Memoria de mis putas tristes, En este pueblo no hay ladrones y Vivir para contarla.
              Hoy, después de tanto tiempo y de todas las lecturas paralelas que se derivan a partir de un autor, confieso que El otoño del Patriarca me pareció un libro imposible, del que nunca pude pasar de las diez primeras páginas. Sin embargo, después de tantos años también, sigo considerando que Del amor y otros demonios es una de las mejores novelas escritas en nuestro idioma y que El amor en los tiempos del cólera, de las mejores de la Literatura Universal. Este último es mi libro favorito de todos los tiempos.
           Esta anécdota viene al caso, tan solo para mencionar que con la biblioteca de mi padre no solo tuve la fortuna de conocer una parte de la obra de García Márquez, sino porque nunca tuve que pagar un centavo para leer los libros que hoy sigo considerando referentes de mi formación como lector. ¡Gracias, papá!


Eterna memoria 
A Gabo

¿Qué importa que olvides tus historias, si todas me las hiciste vivir a mí?

viernes, 11 de abril de 2014

Viejos amigos

Pablo Gonz ha reunido a 47 autores en 69 microrrelatos en la antología Viejos amigos, una aproximación al mundo de la vejez. Comparto esta noticia con gran alegría ya que es un libro novedoso, creado en el formado de audio, especialmente para personas de la tercera edad. Agradezco mucho a Pablo su inclusión de "Tiempo", microrrelato de mi autoría, como parte de esta bella idea. A continuación, los dejo con el audio del libro en su totalidad. Y bueno, ojo a la voz de Ana Vidal, por ahí se enamoran.


lunes, 7 de abril de 2014

Deseos para un hijo

Deseo que la ternura de tu madre se transforme en polvo de estrellas y se esparza alrededor de ti. Si acaso lograras escuchar el sonido del alba, deseo que ese canto te invite al sueño para que puedas imaginar las pericias del firmamento o todo aquello que te moverá a ser un hombre libre. De repente, sentirás que no perteneces a esta habitación y querrás salir a descubrir los misterios que esconden las esferas que desconocen estas paredes. Aún así, este espacio aguardará por ti con tu nombre estampado a la entrada con tinta indeleble de amor genuino. Deseo que tu lucidez te permita verlo o sencillamente que regreses en forma de libro para que puedas enseñarme lo que el tiempo y la arrogancia me han ocultado. Deseo que arropes la nobleza, aun cuando descubras la oscuridad o el desasosiego. Deseo que encuentres el amor una, dos o mil veces y te entregues sin condición a pesar de que te encuentre el desamor en alguna de sus variables. Deseo que cobijes la bondad y que levantes con firmeza la bandera del honor. Quisiera que entregues el ciento por ciento de los dones con los que te han bendecido y que agradezcas cada segundo de privilegio con presentes de generosidad. Deseo, hijo mío, que la felicidad sea tuya. Hoy, mañana, siempre.

PD: En cualquier momento nacerá Emmanuel. Los dejaré por algunas semanas y me concentraré en él. Nos vemos pronto.