viernes, 30 de abril de 2010

Doble

Un hombre se levanta de su cama, se frota los ojos y se mira al espejo. Al otro lado, otro hombre hace exactamente lo mismo. Ninguno de los dos sabe cuál de ellos es el reflejo.

miércoles, 28 de abril de 2010

Otra imagen, otro premio

Pues qué maravilla, hombre. Por tercera vez consecutiva, uno de mis cuentos resulta en el podio del concurso  de Minificciones. ¡La felicidadadadá...! Aquí lo dejo para que lo conozcan y aprovecho, además, para felicitar a José Manuel Ortiz y a Carmelo Urso por sus cuentos.

Nuestra señora de París en breve

—Si yo fuera tú —dijo Quasimodo— saldría de esta ciudad de envidia, me iría lejos y volaría para conocer la infinidad del universo.
—Si yo fuera tú —replicó la gárgola— callaría. Bien sabes que algo así sólo lo podría escribir Víctor Hugo. Y esto, mi querido amigo, tan sólo es un microrrelato.

lunes, 26 de abril de 2010

viernes, 23 de abril de 2010

Cuentitos con dibujo propio

Hoy me voy a tomar el permiso de cambiar el habitual cuento con nombre propio de esta semana por un canje que me hicieron a mí (¡Ya era hora!). Hace unas semanas, Thomas Lommío, muy amablemente, se ofreció a hacer la ilustración de un cuento que aprecio mucho, Réplica. Su trabajo me gustó tanto que le pedí hacer la ilustración del concepto de los cuentitos. El resultado me sedujo tan poderosamente que la hice mi imagen de perfil. ¡Gracias, Thomas! Aquí les dejo ambos dibujos para que los vean por ustedes mismos. ¡Y prepárense! ¡Viene la Tercera Versión de El dinosaurio y más sorpresas!

miércoles, 21 de abril de 2010

Cambio climático

A unos cuantos kilómetros de las colinas de Túmperda se encontraba el pueblo de Dalimá. Hubiera sido un municipio como cualquier otro si no fuera por la particularidad de uno de sus habitantes: Rubén Vinicio, un hombre con la increíble capacidad de modificar el clima de su pueblo según su estado de ánimo. Cuando estaba feliz, el cielo estaba completamente despejado y el sol brillaba como diamante, pero en sus días más difíciles, el aire se tornaba denso, pesado y grisáceo. Si estaba tranquilo, reinaba un ambiente armonioso donde los gorriones cantaban, pero si, en cambio, sentía angustia, los chubascos aparecían con amagos inminentes de lluvia. Lo que último que se supo de Rubén fue que la mujer que amaba lo dejó por otro y huyó del pueblo con él. Días después, Dalimá fue sepultado por un diluvio.

viernes, 16 de abril de 2010

Nunca Jamás

El anciano se levantó a tientas de su cama, arrastró los pies por el suelo y, a pesar del hedor que expelía, se dirigió lentamente hacia el baño. Puso sus manos sobre el lavabo y se miró al espejo. Luego de observar las hebras blancas que adornaban su calva y sus arrugas de acordeón pintándole la piel, se tomó la cabeza. “Carajo, Wendy”, sollozó. “¡Cómo he crecido!”.

miércoles, 14 de abril de 2010

Honor

El General miró el reloj con el ojo derecho —el otro lo había perdido en un enfrentamiento militar en el que hubiera preferido morir combatiendo—, se levantó de la silla y se acomodó el tercer sol sobre el pecho. Sacó la escopeta de caza y apuntó a una gaviota posada a unos cuantos metros de la ventana. Su esposa, sorda hacía varios años, acostumbraba llamarlo a almorzar tocando tres veces la puerta. Esa tarde, justo antes de tocar la segunda, la mujer vio por el ventanal de la sala una gaviota que salía volando y, asomándose por debajo de la puerta, un diminuto río escarlata manchando su sandalia.

lunes, 12 de abril de 2010

Gravedad

Mientras pensaba, le cayó un Newton. Aplastada, la manzana jamás pudo revelar su teoría.

viernes, 9 de abril de 2010

La carta

Señor escritor:

Hablaré sin rodeos: déjese de letras malintencionadas. Estoy cansado de su manipulación. No soporto más que siga hablando como habla de mí. Que nos hayamos encontrado en el camino y yo le haya contado mi historia no le da derecho a reinterpretar los hechos ni, mucho menos, a cambiarla a su antojo. Es usted un mentiroso de lo más ruin que he conocido. Mi reputación está por el piso. ¿Infidelidad, asesinatos, drama? ¿De dónde saca tanta falacia? Le pido, encarecidamente, que no me vuelva a dirigir la palabra jamás. A la larga, usted siempre lo inventa todo. ¡Lo odio!

martes, 6 de abril de 2010

Más cuentitos reconocidos

A veces creo que no debería publicar estas entradas tan narcicistas, pero la alegría que siento es tan grande, que no puedo evitar compartirla con ustedes. Esta vez tengo dos excelentes noticias. La primera es que La Comunidad Inconfesable, una excelente revista que ultrarrecomiendo a lectores y autores de lo breve, publicó este mes un cuentito mío al que le tengo mucho aprecio: Secreto. La otra es que, por segundo mes consecutivo, otro cuentito mío resultó elegido con la Primera Mención del Concurso de Minificciones. Esta mención resulta especial para mí ya que la jurado es, en mi concepto, la autora de microrrelatos más importantes del escenario actual, Ana María Shua. Y porque además, con el respeto del ganador, competí al lado de un extraordinario relato de Luis Gonzalí, un impecable narrador que, en mi concepto, mereció mejor suerte. Sin más autobombos y para que no digan que les metí paquete chileno, aquí les dejo el cuento.

Apocalipsis

Los santos caían como mártires, las sillas se hacían cenizas, los fieles corrían despavoridos. La espada del Arcángel Gabriel rodaba por el piso y la empuñé. Me fui en ristre contra el responsable del caos, un dragón que incineraba todo cuanto se abría a su paso. Me acerqué furiosamente contra él y le corté la cabeza con un certero golpe. La sangre manaba sin cesar mientras un quejido lastimero retumbaba por el templo. Al principio me sentí aliviado, pero luego escuché la voz de Dios. “Idiota”, dijo, “Ahora no vayas a matar a los siete caballos”.

lunes, 5 de abril de 2010

Igualdad de condiciones

“Quiero una pelea limpia, señores, así que venga para acá esa honda, muchachito. Y usted, Goliat, deje de reírse”.