viernes, 29 de agosto de 2008

Jitler IV: la equivocación

El Jitler me dijo que ese perro no se lo merecía. Ya tenía su fama bien ganada de sicario, se fue haciendo fuerte, pero un día la cagó. Al Jitler no le gustaba andar en moto, como los del gremio, al man le gustaba ir a pie y que lo vieran, cuando se le paraba al frente al mancito le decía quién le había hecho el mandado y le disparaba. Esa noche iba siguiendo a un negro, el tipo cruzó en una esquina y el Jitler lo paró. Le dijo aquí le manda don Ramiro y pum, pum, pum. La cagada era que ese no era el grone que le habían mandado. Me dijo que por eso casi lo quiebran unos duros, que desde ahí se tuvo que esconder más porque ya le han puesto más de una trampa para cobrársela. Medio emputado con él me dijo que eso le había pasado por marica. (Continuará)…

martes, 26 de agosto de 2008

Día X

Con la primera luz del día, Joaquín abre los ojos. Su despertador suena a las 6: 45 a.m. Se levanta, se dirige a su ducha y se demora veinte minutos bañándose. Se viste elegantemente y dedica unos minutos a perfeccionar el nudo de su corbata. Desayuna un sándwich de jamón y queso y un vaso de leche antes de salir. Mira su reloj y ve que a las 7:22 pasa el bus que lo llevará a su oficina, pero va repleto, así que decide esperar a riesgo de llegar tarde. Para el siguiente, entra, paga con un billete de mil y se sienta. Saca un libro de su maleta y alcanza a leer un capítulo completo antes de llegar. Baja del bus, pasa la calle y entra a su oficina. Saluda a algunos estrechando su mano y a otros simplemente les dice buenos días. Prende su equipo y navega en Internet en desorden por las mismas páginas de siempre. Cuando pasa el mediodía almuerza con un par de compañeros. Pide el menú del día, come mientras habla de trivialidades y hace un par de chistes que incluso resultan agradables. Sale del restaurante y compra un chicle que le dura dos horas. ¡Llamazares!, grita su jefe mientras Joaquín está reposando, ¡necesito que me ayude con este informe! Él lo atiende y lo realiza con resignación. La tarde se va lentamente. Pasadas las 5:00 p.m. sale de la oficina y toma el primer taxi que ve en la calle. Llega a su casa. Allí se prepara un plato de cereal. Luego se sienta en su cama a ver televisión durante horas y no ve ningún programa completo por su incontrolable manía del cambiar los canales. Cerca de las 10:00 p.m. hace una llamada y luego de que el sueño lo absorbe, apaga el televisor y se duerme de medio lado (Bis).

viernes, 22 de agosto de 2008

Santi

Cada que le regalo algo a mi hermanito, él se encarga de destriparlo hasta encontrar el secreto de su funcionamiento. Le doy un carrito y le quita las llantas, el capó, el motor. Le doy una casita y le quita las puertas, las ventanas, los cuartos. Le doy un Supermán y le quita la capa, el escudo, el corazón. Este año le voy a dar un Osito Panda con un tambor. Tal vez este no lo destroce, si le advierto que le va a tocar una canción en reemplazo a las noches en las que no puedo estar con él para contarle un cuento.

martes, 19 de agosto de 2008

El velocista

Según Arumi Tonga, el secreto de su velocidad estaba en correr descalzo. Desde muy niño, demostró su habilidad al retar al compañero más rápido de su clase a una carrera por la canchita de su escuela. El rumor de la ventaja que le tomó a su oponente se propagó como el fuego. Uno de sus maestros lo llamó a pruebas y no se demoró mucho en entender que ese niño había nacido para correr. Lo entrenó fuertemente, pulió su técnica y lo llevó a los torneos locales donde batió todos los récords. Su fama iba tan rápido como él. Pronto empezó a correr competencias nacionales y con los años se convirtió en el mejor de su país en 100, 200 y 400 metros. Muy joven llegó a los Olímpicos, pero para competir debía usar la última creación en tenis de una importante marca deportiva en retribución a todo lo que habían invertido en él. Ese día, Arumi Tonga, la esperanza de todo un pueblo, corrió su última carrera.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Jitler III: despechado

El pelao me contó que se había tragado de una polla, pero que la vieja era medio perra, que le había puesto los cachos con otro man. Me dijo que pensó quebrar a la hembra, pero que luego decidió fue asustar al mancito, pa' que respetara, pa' que supiera quién era el duro. Entonces el Jitler lo esperó a la salida de un barcito. El mancito estaba todo borracho y le dijo mirá, malparido, mirá lo que tengo para vos, acordate de mi cara pa' que me respetés. Entonces le dio un pepazo en la rodilla, dizque pa' que no se le olvidara. Luego la hembra se enteró y lo mandó pa' la mierda. Ahí sí fue que la vieja la cagó. Sí, claro, la cagó porque eso, parce, eso no se le dice al Jitler. (Continuará)…

martes, 12 de agosto de 2008

Ruleta rusa

La Smith & Wesson sonó vacía una vez más, como si el silencio fuera su discurso de perdón. Mariano Toulemonde tomó temblando el revólver que su rival acababa de dejar sobre la mesa y, mientras lo llevaba a su sien, maldecía al saber que justamente el hombre por quien lo había dejado su mujer sería el mismo que disfrutaría su dinero.

viernes, 8 de agosto de 2008

Jitler II: la primera muerte

El Jitler me dijo que pilló a su padrastro violando a su hermanita y que ahí el fuego sí se le prendió por dentro. Fue hasta la cocina, sacó un cuchillo de una gaveta y entró al cuarto de la hermana. El man era muy frío cuando hablaba, eso sí le digo. Me dijo que a pesar de lo pelao que era, de la rabia levantó al man y le dijo con mi hermana no te metés, gran hijueputa, y le clavó el cuchillo en las güevas. Imagínese, ese man todo parolo y que le den con un chuzo. ¡Qué dolor, parcero! Luego me dijo que sólo se acuerda cuando su hermanita le dijo que parara. El mancito había recibido sesenta y nueve cuchillazos en el pecho. Me dijo que ahí empezó todo y, con una risa toda cabrona, que ese man sí que había quedado muñeco. (Continuará)...

martes, 5 de agosto de 2008

Susana y el árbol

Susana solía salir al bosque a recoger frutas y un árbol llamó su atención mientras caminaba una mañana. Era frondoso, maduro y colorido. Susana se dirigió a él y lo acarició. Se sintió tranquila como nunca y se posó a su sombra. Luego de dormirse por un largo rato volvió a su casa, pero al día siguiente repitió el rito. Y al siguiente. Y al siguiente… Susana fue feliz hasta el día en que se decidió a decirle que lo amaba. La respuesta del árbol no pudo ser otra que el silencio y Susana no pudo contener el llanto al comprender que él sólo la había utilizado para acostarse con ella.

viernes, 1 de agosto de 2008

Presentación el Jitler

Luego de hacer silencio para escucharlos a ustedes en ‘El dinosaurio’, los cuentitos no se aguantaron más y hoy vuelven a tomar la palabra. El de hoy es especial porque tiene mucho por decir y va a estar conversando durante varias semanas con ustedes. Quiero hacer la presentación oficial de Jitler. Por ahora yo no quiero decir nada acerca de él. Ustedes ya tendrán suficiente tiempo de conocerlo.

Jitler I: el comienzo
Es que ese pelao era la cagada. Una leyenda dicen algunos, pero yo digo que era la cagada. Lo conocí todo magullado en un edificio luego de escapársele a unos tombos. La policía lo llevaba persiguiendo varios días. Él decía que ya lo tenían pisteado. Yo ya había oído de él, pero le pregunté que por qué. Y él, todo timbrao, dijo que si lo sapiaba me daba chumbimba. Yo le dije que fresco, que todo bien. Entonces lo recogí, le di posada en mi casa, le di comida, por ahí le daba uno que otro cachito y ya. El man me dijo algo que no se me olvida, que yo era un man todo bien, que él sabía cuidar a los amigos. Me dijo que le decían el Jitler, dizque por el mancito nazi, el de la cruz chueca. Ahí mismito me empezó a contar cómo había matado a todos los que había matado (Continuará)…