viernes, 29 de julio de 2011

Microrrelatos encadenados

Días atrás, me he topado con la sorpresa de que Elisa de Armas, gran microrrelatista, lanzó una iniciativa donde los microrrelatos tienen voz propia. ¿Lo magnífico? Que es en la voz de otro autor. Ana Vidal tuvo la gentileza de elegir, entre tantos y tan buenos micros de tantísimos escritores, a Pegaso, de este servidor, para leerlo. El resultado me emocionó tanto que no pude evitar seguir con la cadena. Aquí les dejo el enlace.

miércoles, 27 de julio de 2011

Y

Hace unos días, viajando con mi mujer en el auto, encontramos un punto separado por una Y. Como viene sucediendo desde hace muchos años, empezamos a discutir. Yo insistía que debíamos ir a la derecha. Ella, en cambio, que a la izquierda. De repente, en medio de la pelea, aceleré a fondo y tomé el camino que consideraba el indicado. Sin embargo, cuando observé a mi costado, me di cuenta de que mi esposa había desaparecido. Y con ella, su puesto y toda la carrocería izquierda del vehículo. Yo por un lado, ella por el otro. Es cierto que muchas veces hablamos de separarnos, pero la muy fulana nunca me dijo que se refería a mi Mercedes último modelo.

lunes, 25 de julio de 2011

Sueño del rey

He interpretado su sueño, alteza —dijo convencido el hechicero—, pero le aseguro que no querrá saber su significado.

viernes, 22 de julio de 2011

Popular

Ojo pues, señoras y señores, ojo pues que en esta cesta tengo todo lo que usted quiera. Vea no más, señorita, la faja pa’ que esa cinturita se le vea bien linda. Y aquí, niño, le tengo su balón pa’ que juegue con sus amigos. Sí, mi señora, acérquese que aquí encuentra el tecito ese pa’ que se duerma facilito y pa’ usted, patroncito, no crea que aquí le guardo el jugo de borojó pa’ esas noches donde quiere ser un roble. Ajá, mi señora, no dude que aquí le tengo también esta cremita pa’ que se quite esos añitos de encima y, claro, cómo no, el remedio pa’ que consiga marido. ¿Qué dice el joven allá? Claro, aquí no más guardo el frasquito pa’ que deje el sufrimiento guardadito y no se preocupe que si quiere una gota de alegría también se la consigo. Aquí guardo la satisfacción y el regocijo, el dolor y la tristeza, el temor y la melancolía. Asómese no más y pídame lo que quiera. ¿Allá el caballero? ¡Cómo no! ¡Sale botellita de defunción! ¡Con mucho gusto, patrón! Dos dólares no más.

miércoles, 20 de julio de 2011

Síndrome del hincha furibundo

Soy –para qué vamos a negarlo– una víctima del fútbol. Cada vez que mi equipo pierde, muero. Hombre, pero no muero en el sentido del hincha tradicional que dice qué dolor, me quiero morir, sino que me muero de verdad, verdad. Mis amigos me suben a la ambulancia desde el estadio al hospital, ahí fallezco y luego mi madre tiene que correr con todos mis gastos funerarios. Así sucede cada vez que perdemos. Eso sí, uno o dos domingos después, cuando ganamos, me levanto de mi tumba, que quito el polvo y me voy a la cancha de nuevo. ¡Dale, Millos, dale!, grito al ritmo del tambor, con mi vida a la deriva de acuerdo con el éxito o el fracaso de mi equipo. No sé cuántas veces tenga que morirme de nuevo, pero por su economía, mi madre se ha unido a mis oraciones para que mi equipo gane un campeonato de una vez por todas y ahí, descansando en paz, sí quede bien muertito.

lunes, 18 de julio de 2011

Eco

Salí a la playa y, como una alfombra, levanté el océano. De repente, se me quitaron las ganas de aprender a nadar.

viernes, 15 de julio de 2011

René Valcárcel

En este oficio de escritor, me es imposible dejar de pensar que otros autores vencieron las peripecias del tiempo y viajaron al futuro para extraerme las ideas que me harían un exitoso cuentista. Lo digo porque desde que leí el relato de F. Scott Fitzgerald, he encontrado similitudes increíbles entre la vida de su protagonista y las anécdotas del mío. Nacer viejo y juvenecer a medida que pasaba el tiempo era una historia que yo estaba a punto de escribir. No puedo asegurar que me haya plagiado la idea, pero mi teoría toma fuerza cuando observo en detalle el vastísimo territorio de coincidencias entre los dos personajes. Aun así, a sabiendas de que me tildarán de embustero, tengo una prueba irrefutable de mi hipótesis: esa que él escribió es mi propia historia, la misma que yo haría mi biografía. Exactamente la misma, aunque no me llame Benjamin ni me apellide Button.

miércoles, 13 de julio de 2011

Rarezas de la reflexión

A pesar de todas las invenciones que se han creado alrededor de los espejos, siempre me fue imposible dejar de pensar que cada vez que me alejaba del que adornaba mi pared, una vida paralela se desarrollaba detrás del cristal. Con el alba, y antes de que sonara mi despertador, corría hasta el baño a ver si lograba sorprender a mi otro yo en alguna de sus andanzas. Sin embargo, el resultado siempre era el mismo: una réplica exacta y simultánea de todos y cada uno de mis movimientos. Pasaron muchos años antes de que descubriera lo que me temía desde el principio, pero cuando ya había dado por olvidado el tema, pasó algo inusual. Una mañana, cuando miré mi rostro, me vi pálido, ojeroso, con esa imagen del sufrimiento que trae consigo el fantasma del desamor. Incrédulo ante cómo me veía, me acerqué y, sin advertirlo, leí labios de mi necio reflejo, que suplicaba desde su mudez: “Por favor, sácame de aquí”.

viernes, 8 de julio de 2011

Final

A Víctor Lorenzo

Siempre que me sumerjo en el placer de la escritura, mis personajes derivan en la muerte de manera irremediable. A Mariana le asesté una ballesta en la frente, a Ramón lo lancé de un rascacielos, a Juanse lo fulminé por un capricho del destino y a Pedro lo condené a un voraz linchamiento. Los crímenes, a pesar de pertenecer a la ficción, me han supuesto más de un susto. En las noches, las voces de los caídos me susurran al oído el placer de su venganza y no exagero si digo que en más de una ocasión he visto sus sombras traducidas en fantasmas. Al borde de la demencia, delirante por los lamentos y las apariciones de mis personajes, he decidido escribir una historia donde el protagonista soy yo.

miércoles, 6 de julio de 2011

Imprevisible...

Ayer, uno de los escritores de microrrelatos que más admiro de la web, me hizo el honor de invitarme a su blog. Pasen y vean.

lunes, 4 de julio de 2011

Aniversario

Ambas copas son idénticas. Ruego porque no las haya cambiado, justo ahora, antes del brindis.

viernes, 1 de julio de 2011

204

Al segundo piso acaba de mudarse una jovencita que no ha llegado aún a la mayoría de edad. En más de un par de ocasiones nos hemos cruzado (para mi suerte o mi desgracia). Ella me mira con una picardía intolerable y yo, con un deseo que reprimo cada vez que recuerdo su edad. “Cuidado”, me repito cada vez que huelo su perfume impregnado por los pasillos o cuando me agita la mano con esa inocencia oculta de la adolescencia. Hace unos días me invitó a su apartamento para tomar una taza de café. Ese día, más que nunca, entendí a Nabokov.