viernes, 15 de marzo de 2013

El Ilustrado Caballero de París

En mi viaje a La Habana, en Cuba, una de las cosas que más llamó mi atención fue un monumento que lleva el nombre de “El ilustrado caballero de París”, en homenaje a un personaje que llegó a la ciudad y se enamoró de una cubana. Como no fue correspondido, se volvió loco, se dejó crecer el pelo y nunca se volvió a bañar. Era un mendigo singular, porque su leyenda asegura que no aceptaba limosnas. Después de muchos años, lo llevaron a la cárcel y lo bañaron hasta quitarle el último gramo de mugre del cuerpo. Al día siguiente murió.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Reencuentro

Este no es un viaje cualquiera. Estamos a punto de llegar y no dejo de pensar que son nueve las horas de trayecto, pero que son quince los años que llevo esperando este momento. La única comunicación que tuvimos este tiempo fueron las cartas que me enviaba sin falta los 14 de cada mes y las llamadas que yo le hacía semanalmente. Con lo poco que decía, igual alcanzaba a distinguir entre líneas lo que estaba sintiendo. Y claro, cómo iba cambiando conmigo, aunque siempre me lo negara. Ni una foto me envió en todos estos años, a pesar de mi insistencia. Ya me dijo toda mi familia que este es viaje y tiempo perdidos, pero no puedo seguir en la incertidumbre ni un día más. El autobús se detiene. Las punzadas en el estómago se me intensifican con cada segundo. Bajo mi equipaje y desciendo del autobús. Lo reconozco de inmediato. Apenas sonríe. Este no es un viaje cualquiera.

lunes, 11 de marzo de 2013

Continua

Ahora me arrepiento de haber detenido el tiempo. Con las cosas suspendidas, no me queda más que avanzar en soledad.

viernes, 8 de marzo de 2013

Misterio de las puertas

Marken y Vólendam son dos pequeñas ciudades que se encuentran al norte de la bellísima Holanda. Marken es protestante y humilde; Vólendam, en cambio, católica y rica. Marken está llena de casas pequeñas de madera y Vólendam se caracteriza por sus grandes construcciones de ladrillo. A pesar de que parecen enemigas, ambas ciudades tienen una cosa en común que las hace tremendamente fascinantes. Todas las puertas de las casas son absolutamente diferentes. Las hay con adornos de lino, con moños de seda, con ventanales de plata o con tallados de bronce. Los guías turísticos aseguran que se trata de una estrategia de las esposas para que sus maridos, tan amantes de la cerveza, no confundan por ningún motivo la puerta a la que deben llegar una vez salgan del bar de turno.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Mudanza

Todas las cosas estaban empacadas. Me acerqué al cuarto de huéspedes y, con el fin de descartar que hubiera olvidado algo, abrí el estante donde encontré la cajilla prohibida. Desparramadas en su interior, una serie de cartas y algunas fotografías me recordaban ese amor que me dejó moribundo, al borde de la locura. En lugar de prenderles fuego, empecé a releerlas. Repasé cada fecha, recordé cada lugar, rememoré los detalles de cada detalle. Al reverso de cada fotografía, también hallé nuevos recuerdos que me llenaron de nostalgia y una melancolía casi insoportable. Horas después de dolorosa lectura, cerré la caja y la dispuse con las otras, mezclada al azar con el resto de la mudanza.

lunes, 4 de marzo de 2013

Interrogatorio

Si no estoy soñando, ¿por qué no puedo explicar la aparición de la sirena en medio de la bañera?

viernes, 1 de marzo de 2013

El puente de los suspiros

En el siglo XVII, en la bellísima ciudad de Venecia; la misma que testifica a diario las discusiones del agua con el comercio, la dueña de la Basílica de San Marcos, la casa marina de los gondoleros; existió una prisión de la Inquisición. En todo caso, a pesar de la crueldad que supone la tradición, la cárcel de Venecia también guarda una historia que contribuye con la poesía que es en sí misma la ciudad. Sobre un pasaje que conecta el Palacio Ducal con los calabozos, existe un puente con un par de rendijas que dan al exterior. Todos los presos debían atravesar el pasaje. Cuando eran condenados, se detenían en el puente y, con ese anhelo de la libertad perdida, mirando por última vez hacia las maravillas del Adriático, suspiraban. De ahí la leyenda veneciana de “El puente de los suspiros”.