Deseo que la ternura de tu madre se transforme en polvo de estrellas y se esparza alrededor de ti. Si acaso lograras escuchar el sonido del alba, deseo que ese canto te invite al sueño para que puedas imaginar las pericias del firmamento o todo aquello que te moverá a ser un hombre libre. De repente, sentirás que no perteneces a esta habitación y querrás salir a descubrir los misterios que esconden las esferas que desconocen estas paredes. Aún así, este espacio aguardará por ti con tu nombre estampado a la entrada con tinta indeleble de amor genuino. Deseo que tu lucidez te permita verlo o sencillamente que regreses en forma de libro para que puedas enseñarme lo que el tiempo y la arrogancia me han ocultado. Deseo que arropes la nobleza, aun cuando descubras la oscuridad o el desasosiego. Deseo que encuentres el amor una, dos o mil veces y te entregues sin condición a pesar de que te encuentre el desamor en alguna de sus variables. Deseo que cobijes la bondad y que levantes con firmeza la bandera del honor. Quisiera que entregues el ciento por ciento de los dones con los que te han bendecido y que agradezcas cada segundo de privilegio con presentes de generosidad. Deseo, hijo mío, que la felicidad sea tuya. Hoy, mañana, siempre.
PD: En cualquier momento nacerá Emmanuel. Los dejaré por algunas semanas y me concentraré en él. Nos vemos pronto.
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4 comentarios:
Los mejores deseos para ustedes, Esteban. Un abrazo.
Buen comienzo y mejores deseos. Es afortunado Emmanuel por llegar a un lugar tan lleno de amor.
Disfrutad del maravilloso instante del nacimiento y entrégate a él, porque nadie más merece toda nuestra atención que un hijo.
Cuéntanos, sí, cuando nazca.
Un abrazo grande
Gracias Manolo y Alís, por los buenos deseos. Emmanuel ya está a mi lado, cambiándome los hábitos y, de paso, la vida por completo.
Enhorabuena, Esteban. A ti y a tu mujer. Disfrutad mucho esta primera etapa de Emmanuel, porque se pasa volando, y es mucho más que un tópico.
Un abrazo a los tres
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