Segunda parte: rey-as
Sólo quedábamos él y yo en la mesa. El flop fue diez de diamantes, as de corazones y jota de diamantes. Con mi rey-as formaba el par más alto, pero alcancé a asustarme cuando lo vi a él apostando la mitad de sus fichas. Dudé, pensé un poco y después de meditarlo fui all in. El tipo aceptó. El turn fue reina de tréboles. ¡Dios mío! Esa escalera al as me estaba dando todo lo que siempre he soñado: mujeres, autos, casas, lujos, todo, ¡todo! El dealer, medio solemne con un ademán extraño, deslizó la última carta, la acomodó sobre la mesa y me lo quitó todo.
viernes, 11 de julio de 2008
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5 comentarios:
¡Ah, el póker! Ya mismo salgo a jugarme unas buenas manos acompañadas con guarito. Ah, y no creás que he olvidado el concurso de El Dinosaurio. Saludos, amigo.
Todavía espero tus cuentos, Martín, pero no te olvides que el plazo vence el 18 de julio. Un abrazo.
No sabiendo jugar Póker entendí el cuento... Eso me gustó.
Mi querida Mera Mera, eso es muy importante. Pero te recomiendo que aprendas a jugar póker. ¡Es un juego fascinante!
mmmMMMMmmmm Lo he intentado... peor es ke eso es muy teso... sólo sé jugar catapis.
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