miércoles, 13 de enero de 2010

Retratos

El talento de Apolinar Manzano ha trasgredido el terreno de lo artístico. Sin que él lo sepa, sus dibujos se escapan de los cuadros cobrando vida. Una mañana, cuando fue a ver el caballo que había pintado, descubrió que ya no estaba en el lienzo. Le pareció extraño, pero en ese momento pensó que tal vez había dejado su dibujo en medio de sus otros cuadros, perdido entre su característico desorden. No obstante, cuando no encontró el retrato del niño en el árbol, ni el de la mujer semidesnuda, ni el del ángel con sable, Apolinar pensó que estaba al borde de la locura. En un arrebato de inspiración, pintó un autorretrato referido a su estado mental en el que se sumergía en el mar. Cuando despertó, sintió un roce húmedo en la piel y, aún preso del letargo, divisó una gigantesca ola elevándose sobre él.

14 comentarios:

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

muy muy bien escrito y bien resuelto el final.

Sólo tengo que añadir que desconfió de estos microrrelatos tan bellamente escritos porque prefiero econtrar el climax en el final y no en la belleza de las palabras elegidas.

Creo que me entiendes. Aún sí es un redactor a tener en muy cuenta.

Walter Giulietti dijo...

Pobre Apolinar, va a tener que empezar a pintar todas las figuras amarradas o encadenadas al lienzo.

Buen regreso Esteban. Pensé que habías dejado este blog por el otro. Yo todavía estoy proyectando, espero poder volver en breves!

Que tengas un gran 2010.

Angela María dijo...

Simplemente: Me Encanta!

Manejas muy bn el recorrido del personaje y cada una de las situaciones !

Te felicito E !!

David Moreno dijo...

Esteban ya sabes que guardas mucho talento, no lo escondas.

Un saludo indio

Salemo dijo...

El relato muy bueno, Esteban; ahora, como suelo especular sobre las consecuencias de los actos que realizan los personajes, creo que Apolinar la podría pasar muy bien pintándose en situaciones placenteras de todo tipo sabiendo que se les cumplirían.
Si Yo fuera Apolinar, se me ocurre más de una, pero no voy a revelarlas, son muy privadas.
Ahora, si alguien se anima a hacerlo...

Verónica Calvo dijo...

Eso es realismo y lo demás tonterías.
Magnífico, Esteban.

Un abrazo

Zarache dijo...

Interesante. Que bueno tenerte a ti y atus cuentos de vuelta.

Esteban Dublín dijo...

Daniel, te agradezco. Y sí, entiendo bien lo que me quieres decir, pero como te dije una vez, las fórmulas son tan sólo eso: fórmulas. Hay muchas cosas escritas que es importante seguir y, otras, que tal vez no.

Wálter, qué bueno verte de vuelta. El otro blog es un espacio creado, sobre todo, para hacer back up, porque llevaba haciendo lo mismo desde hace 4 años y lo perdí todo. En todo caso, me divierte, pero este sigue siendo el cuarto principal.

Ángela, qué bueno que te guste. Un abrazo grande.

NC, gracias. Y no para nada, no lo escondo. ¿Por qué lo dices?

Miguel Ángel, es una gran idea. A mí también se me ocurren otras tantas. Impublicables también.

Ananda, lo que hacía el talentoso Apolinar. Gracias. Un beso.

Lau, qué bueno que haya gente como tú que los siga leyendo.

Paulafat dijo...

Como siempre he dicho: "Ten cuidado con lo que dibujas" :)

Un abrazo.

Esteban Dublín dijo...

Y lo dices bien, Pala Labra. Nunca se sabe qué sorpresas nos depara la propia imaginación.

Microrrelatos dijo...

Muy bueno Esteban. Un cuento para seguir soñando.

Esteban Dublín dijo...

Esa es la idea, Óscar. Gracias por pasar y siempre bienvenido.

María Isabel Gómez Castillo dijo...

¡Muy bueno!
Isabel

Esteban Dublín dijo...

Qué bueno que te haya gustado, Isabel. Un abrazo.