viernes, 27 de abril de 2012
Método para dividir
En tiempos donde los hombres jugaban a ser Dios, un obstinado guerrero se dio a la tarea de construir un muro que atravesara la Tierra con el fin único de separar, de una vez por todas, el bien del mal. Su intención, aunque loable, desconocía límites, ya que, una vez erigida la muralla, millones de familias se vieron divididas en dos. En ambas bandas, el estupor de la decisión exigió la destrucción inmediata del muro, revuelta que el guerrero interpretó como factor determinante para realizar una nueva partición. Conforme se segmentaba la Tierra, las protestas aumentaban en tono y número, y con ellas, las subdivisiones del guerrero, que, condenado a su propósito, quedó atrapado en un muro personal, igual que el resto de los hombres.
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5 comentarios:
La invención de la fronteras, llevada al extremo. Bien, Esteban, bien. Me gustó.
Abrazos internacionales.
Los muros personales son las peores fronteras. Magnífica historia del origen de las fronteras. Un abrazo.
"En los tiempos donde los hombres jugaban a ser Dios" eso no es pasado, eso es el ahora y el siempre...
Siempre estamos atrapados en muros personales.
Pasa a mis favoritos.
Un beso.
Supongo que así empezamos a construir esos muros personales y todos los demás muros que existen.
Besitos
Víctor querido, inventamos las fronteras, con nuestras propias fronteras. Abrazo, amigo.
Mar, ¡así es! Un beso. Es un honor verte por aquí.
Angelita, es cierto. Vivimos en la trampa. Celebro, además, que se añada a tu lista.
Elysa, los muros existen, más de los que vemos o los que queremos ver.
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