miércoles, 4 de septiembre de 2013

El hombre sin imaginación

Se encuentra frente al papel en blanco, evoca memorias en una línea de tiempo sin matices, ausente de anécdotas fútiles o de variaciones propias de la inconsciencia. Su reflexión es estéril; sus recuerdos, fotografías idénticas a los hechos; sus intenciones, solo contundentes reproducciones de la realidad. Su dificultad radica, de manera precisa, en esa característica definitiva que lo aleja de cualquier interpretación comprometida con la ficción, en su imposibilidad manifiesta de crear un escenario distinto al que le propone la quimera. Sigue ahí, paralizado como un amante recién abandonado, frente al papel en blanco.

3 comentarios:

El Eskimal dijo...

Se me hace Esteban que esta es también una descripción de quien anda empantanado en el momento de escribir. No sale nada, se nos quedan atascadas las ideas y la hoja sigue en blanco.
Saludos.

Alís dijo...

Pues me siento bastante identificada con tu personaje. No siempre, pero momentos así sí he vivido. Y en ésos, sólo me nacen textos sobre que no se me ocurre nada. ¿Te suena a ti? ;-)

Un abrazo

Esteban Dublín dijo...

Eskimal, confieso que me ha pasado.

Alís, no solo tú, yo también. Es entonces, cuando un libro me salva.