miércoles, 13 de noviembre de 2013

Canción de invierno

Una mujer se había enamorado de la lluvia. Se ilusionaba con los nubarrones, se alegraba con la llovizna, se excitaba con los aguaceros. Añoraba el invierno durante todo el año. Cuando llegaba, salía a las calles, se sentaba en el prado helado de los parques y escribía sus cartas de amor en medio de la tempestad. Por supuesto, vivía enferma y sus padres le prohibieron las salidas al frío de los temporales. Rebelde, sin embargo, una noche de diluvio escapó de casa buscando el origen de los truenos. Murió sumergida en un lago al que se lanzó para emular la imagen de las gotas rebotando sobre el agua. Nunca encontraron el cuerpo. Algunos dicen que se transformó en rocío y que se la escucha cantar cada vez que cae granizo.

2 comentarios:

Alís dijo...

Los amores prohibidos son irresistibles y a menudo acaban mal, aunque convertirse en rocío no parece un mal final.

Un abrazo

Esteban Dublín dijo...

A mí que se me escuche la voz cuando llueve granizo tampoco me parece un mal final. Gracias por pasar, Alís.