jueves, 20 de marzo de 2008
La final
Cuando Carrillo iba a ver a su equipo, siempre perdía. Ese año no fue al estadio y su equipo llegó a la final. Carrillo se coló en el partido definitivo a sabiendas que cualquiera que lo reconociera lo sacaría a patadas. Nadie como Carrillo celebró ese día. Por fin en mucho tiempo había visto en vivo y en directo un gol de su equipo y poco le importó que el contrario hubiera marcado dos.
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