viernes, 31 de octubre de 2008
Jitler XII: ajuste de cuentas
Con el rumor de que lo habían matado, el pelao estaba más tranquilo. El caso es que se le complicó buscar a los manes que lo habían cascado. Lo que él me decía era que todas las noches se acordaba de esos hijueputas orinándolo y que se había jurado darles chumbimba. Cuando hablaba de ellos, se le veía el odio. El caso es que los manes no aparecían por ninguna parte. Por ahí se enteró de que los manes dizque se habían ido a Gringolandia. Entonces el Jitler hirvió, parcero. Le digo que se puso como loco. Entonces fue a una agencia de viajes de mierda esa en la que dan pasajes por el hueco y le dio lata a un cucho que estaba de celador, a la recepcionista, a un cliente que estaba averiguando y a un rolo que era como el gerente. Así sin más, sin saber ni siquiera si era con esa agencia con la que se habían ido los manes. (Continuará)…
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