viernes, 3 de octubre de 2008

Jitler VIII: la cárcel

Lo de la cárcel fue teso. Me dijo que cuando estaba allá pensaba en los cabrones esos todo el tiempo, que los quería matar así fuera a puño limpio. El caso es que allá es bravo, parce. Apenas llegó, un cucho se lo pistió y se lo quiso comer. El man era medio duro y tenía dos pintas que lo cuidaban. Unos manes vigas, grandulones en serio. Que una vez lo acorralaron en el baño y paila. Me dijo que hasta ahí le había llegado la otra entrada. Me dijo que esa noche se consiguió un chuzo y al otro día en el patio distrajo a los guardias dizque con una revuelta, aprovechó el desorden y se le fue a uno de los pintas que cuidaban al cucho. En esas le dijo al man que él se pasaba a cualquier malparido, menos a un sapo, le cortó una oreja y le dejó el chuzo de almuerzo. (Continuará)…

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