lunes, 23 de febrero de 2009
Alzheimer
No logro recordar qué es un hada. Aún así, mi hija me sigue mostrando los dibujos de su cuaderno. Este de aquí es un pegaso, me señala. Este otro es un fauno, me muestra entusiasmada. Yo pienso, algo se me viene a la cabeza, pero no logro evocar con claridad ninguno de sus dibujos. Con todo y eso, y a pesar de que no veo más que mamarrachos, le digo que sus ilustraciones son buenas y precisas. Mariana toma sus crayolas y vuelve a pintar. Y yo me quedó ahí, devanándome los sesos tratando de recordar cómo era mi vida antes de despertar a su madre con un beso en aquel reino lejano.
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15 comentarios:
me gustó el cuento de hoy..!
Un placer descubrirte en la blogósfera!
Me gusta cuando tomas para el lado de las hadas y lo fantastico. Me hacen acordar al cuento de La dama en el agua, la peli de Shyamalan. Saludos.
Qué bonito cuento, Esteban.
También disfruto cuando nos llevas al país de las hadas.
apapachos, lindo cuento.
Hola Esteban
(¿Esteban es que te llamas, verdad?)
Sabes, he entrado y leído este cuento cinco o seis veces desde ayer y cuando voy a dejar un cometario, de repente, me encuentro revisando el resto de tus relatos, leyendo tu perfil, los blog que recomiendas, las estadísticas de visitantes... de repente, me encuentro terminando de leer de nuevo este cuento y me dispongo a dejarte un cometario y la imagen del fauno o del pegaso me evocan otros rumbos en el pensamiento... recuerdo a mi abuela Lola... a mi abuelo Humberto... salgo de tu página... y vuelvo a entrar y vuelta a empezar.
Un cuento que atrapa.
Saludos. Jabier
Buena lectura maestro Dublín, es un cuento que invita a leerlo varias veces.
Salú pue
Y sí, ya he entrado muchas veces y no puedo decir nada... Es muy bueno
Sr. Dublín, por favor escrímame algo aparte de sonidos, quiero saber qué piensa.
Dile que existen los angelitos que cuidarán de por vida. Deliciosa terapia porque tengo la convicción de que existen.
Un abrazo amistoso desde Medellin, Colombia!
Lo digo con honestidad brutal: ¡Gracias!
Namin, debo decir lo mismo.
Leo, no sé si me gustan tanto los cuentos de hadas. Tal vez me llama la atención que se vean en una era moderna.
Martín, muchas gracias. Te pierdes mucho, hermano. Sabes que eres invitado de lujo a este espacio.
Nancy, bájate de esa luna, oye, que la tierra te necesita. Apapachos para ti también.
Jabier, sí, Esteban es que me llamo. Vuelve a empezar cuantas veces quieras. Reléelo como se te antoje y cuando se te antoje. Este es tu espacio, así que siempre bienvenido.
Johan, qué más halago que ese para un microcuento. Un microcuento que se lee una vez tal vez se sienta solo y abandonado.
Female, siempre digo lo que pienso. De verdad. Aunque tal vez debas esperar a tu cuento. Paciencia, mi niña, paciencia.
Lully, sí, los ángeles existen, pero no entendí muy bien a quién quieres que se lo diga.
Los cuentitos de Esteban Dublín hacen parte de mi ronda diaria de blogs, amigo...
excelente, me imagine a mi abuelita mirándome tratando de buscar algunos rasgos que encajaran en su memoria, también sufría de alzheimer
Bueno saberlo, Martín, es que a veces ni te haces sentir.
Verónica, qué alegría tenerte de vuelta.
yo diría por mi lado: la veo, se que es ella, se que la llevo entre pecho y espalda y prefiero no recordarla...
Grande amigo mio.
Excelente réplica, Jorge.
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