lunes, 9 de febrero de 2009

Conversión

—¡Inocente!—gritó el juez
—Gracias, Dios—pensó el culpable.

22 comentarios:

Mauricio Duque Arrubla dijo...

¡Uff!

Unknown dijo...

lo cortito no le resta lo bueno

Leo dijo...

Bueno un mini-mini cuento. Efectivo. Un saludo

Fernando Ramos dijo...

Me quedo con la sensación de que hay algo que falta.

Saludos

Jorge Mario Sánchez dijo...

Nada que hacer, hace ratos no leía un microcuento así de bueno. Pero el título... no sé, no sé.

Esteban Dublín dijo...

Mauricio, sin palabras. ¡Gracias!

Juanma, soy de los que cree que si dura más en la mente del lector que lo que dura leyéndolo, entonces es un cuento que vale la pena.

Leo, gracias. Efectivo no es el adjetivo que hubiera esperado, pero está bien para un cuento de 10 palabras.

Fernando, te pido encarecidamente que me digas de qué se trata. Estoy dispuesto a escuchar y recibir encantado cualquier tipo de sugerencia, réplica, insulto que me quieras regalar.

Jorge, tu elogio es tremendo. Mil gracias. También escucho cualquier comentario en pro de lo que consideres lo puede mejorar. Yo, por ahora, creo que no hay un mejor título que Conversión

Nancy dijo...

Me pareció que era un juicio que se ventilaba en una sala guatemalteca. Cuánto culpable suelto por formalismos, por detallitos técnicos. Aquí liberan a los culpables (como el de tu cuento) y los inocentes se van al bote... Excelente retrato brevísimo de esta realidad.

Fernando Ramos dijo...

Esteban: A ver si puedo explicarlo, lo que pasa es que Conversión me refiere a alguien ateo, entonces hubiera preferido encontrar una referencia posterior al tema, pero termina aludiendo a un culpable. Lo que quiero decir es que no me cuadra lo de un culpable que se convierte.

Saludos

Esteban Dublín dijo...

Nancy, te aseguro que eso no sólo pasa en Guatemala. Pasa en todas partes del mundo.

Fernando, entiendo tu punto, pero estoy en el derecho de refutarlo, ya que el asunto de la conversión indica un punto que el cuento no cuenta. Alrededor de esta historia se tejen cosas que el lector debe interpretar a su modo. ¿Quién sabe si era un condenado a dos años de prisión o tal vez un posible condenado a muerte? No lo sé, cada lector se hará su idea y verá qué tan ateo era el protagonista, o tal vez qué promesa haya hecho si lo declaraban inocente.

De cualquier modo, te quedo infinitamente agradecido por tu opinión. Aquí siempre será bienvenida y bien recibida.

yacasinosoynadie dijo...

en Bogotá acaban de liberar a dos hombres que asesinaron a un muchacho en transmilenio... según la fiscalia el vídeo donde se muestra claramente el homicidio no es prueba suficiente.

yacasinosoynadie dijo...

por otro lado: veo que "defiendes" tu cuento de manera similar a como yo defendí mi texto La muerte de Abelardo Diaz... en ultimas es similar.

Esteban Dublín dijo...

Jorge, ¿qué es prueba suficiente en este país? Nada, absolutamente nada.

Por otro lado, no es que defienda el cuento, porque el se debe defender por sí solo. Si requiere de explicación, no es lo suficientemente bueno. En todo caso entiendo el punto de símil con el de Abelardo Díaz, pero en todo caso, creo que las posibilidades de tu cuento sí quedan un poco más abiertas que en este.

Por último, es una alegría tenerte de vuelta. Te pierdes con gran facilidad.

Johan Bush Walls dijo...

Maestro Esteban: Me pasa lo mismo que a Jorge, lo que sucede es que, siendo un texto tan corto, el título es importantísimo, y tiene que quedar perfecto, para que no haya por donde perderse, y creo que da lugar a irse por otro lado.

Salú pue.

Anónimo dijo...

después de jugar a lo de siempre, me imagino que el juez no ha acabado de decir todo... y el culpable no quiere oir más... es mi cuento también, he decidido que no se acabe y darle otra oportunidad de justicia en esta cabeza que quiere pensar otra cosa otra vez.

Amo, de verdad, leerte

yacasinosoynadie dijo...

Ay si mi amigo Dublín¡ me pierdo con una facilidad hiriente, siempre que pasa frente a mi una boca, un aliento sutil, una mirada que me desconoce, siempre me voy detrás.

Esteban Dublín dijo...

Mi querido Johan, acepto encantado tu crítica. Yo, insisto, no encuentro un mejor título que Conversión para lo que quería expresar este cuentito.

Mi querida Female, después de esa sentencia no me queda nada que decir. Ah, no, mentiras, sí me queda: ¡GRACIAS!

Jorge, no importa que te pierdas, ya que sabes que a esta casa siempre puedes volver, sentarte y leer tranquilo.

Nightwriter dijo...

mmm un microcuento delicioso.... aunque el título, es un poco ambiguo... no sé

Esteban Dublín dijo...

Bueno, Nigthwriter, ya después de tantas réplicas, creo que debo prestar atención a una posible modificación.

Mil y mil gracias a todos por sus sugerencias y comentarios. Recuerden que aquí se escucha a todo el mundo.

Nancy dijo...

Yo quiero defender el título. A mí me hace mucho sentido porque me parece una excelente disyunción (o conjunción, como prefieran) semántica. Ese tipo que violó algunos (si no todos) de los "mandamientos de la ley de dios", se "convierte" de victimario a inocente, y de ajeno a la idea de dios, a exclamar su nombre... Qué belleza, me gusta, me gusta. Permite jugar con muchas formas de "conversión". En fin, es mi humilde punto de vista. Y el cuento, cuanto más lo leo más genial me parece. Creo que es de mis favoritos de este blog.

Esteban Dublín dijo...

Nancy, creo que entendiste la dimensión completa de este cuento. Te agradezco infinitamente a ti también por tu réplica.

Quédate muy pendiente que ya viene tu cuentito.

Nancy dijo...

Gracias Esteban. Lo espero con ansias. :o)

Esteban Dublín dijo...

El jueves, Nancy. Paciencia.