jueves, 5 de febrero de 2009

Mariposa real

Las princesas tienen un proceso de vida particular. Nacen en un huevo diminuto, que muy pronto se quiebra para dejar salir una oruga pequeñísima. Esta va creciendo mientras cambia de color y, poco a poco, las células se van disolviendo para formar unas alas brillantes. En una maravilla de la naturaleza, la oruga se transforma en una princesa alada que, de manera casi fantástica, toma vuelo al instante “No te creo”, me dice Mariana luego de preguntarme por qué vuela su madre. “No importa, hija”, respondo. “Aún estás muy pequeña para creer en cuentos de hadas”.

11 comentarios:

Poa dijo...
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Poa dijo...

Sr. Esteban, muchas gracias por el cuentito. Nunca antes mi fantasía había quedado tan bien plasmada en un escrito.

Paulafat dijo...

Bueno, siempre he creído que la realidad puede ser bastante fantástica.

Un abrazo.

Leo dijo...

Esteban, gracias por pasar por mis cuentos. Que linda esa imagen de una familia maravillosa con mamás hadas. Abrazo.

Nancy dijo...

Qué ternura... ¿y por qué no?

Esteban Dublín dijo...

Poa, el que tiene que agradecerte soy yo por confiarme tu nombre. Me alegra enormemente que tu fantasía haya quedado bien plasmada. Ahora debes guardarla para que nunca se te olvide.

Pala Labra, estoy absolutamente de acuerdo contigo. Es más, creo que la realidad es una fantasía.

Leo, a ti gracias, y te espero más seguido.

Mi querida Nancy, gracias por lo de la ternura. ¿Preguntas que por qué no está para creer en cuentos de hadas? Y yo te respondo: creo que el verdadero niño se despierta en la adultez.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Yo quiero tener alas, y no entender al mismo tiempo. Maravilloso cuento.


Sr. Dublín, todavía espero mi cuentito. Un beso

Esteban Dublín dijo...

Mi querida Female, tu cuento está en espera, no lo dudes. Sólo debes esperar porque antes que tú, unas personas también lo solicitaron. Aún faltan el Periódico Cantaleta, Nancy, Vanessa Quintero, Johan Bush y luego sí tendrás tu cuento. Así que paciencia, que ya no falta tanto.

yacasinosoynadie dijo...

hermoso¡¡

Esteban Dublín dijo...

Digamos que es una carta de amor, Jorge, por lo que el adjetivo que le das aplica orgullosamente en quien solicitó este cuentito.