jueves, 2 de abril de 2009

Laberinto

No ha pasado media hora cuando Tiago Carter se percata de que la película que está observando es, nada más ni nada menos, la de su propia vida. El guion del filme es una adaptación exacta de su existencia, una esmerada reproducción biográfica desde su infancia. Justo al final, comprende que la secuencia que está viendo es exactamente la misma que está viviendo: él, en medio del teatro, viéndose a sí mismo en una película. La historia del Carter actor y espectador paralelos se repite una y otra vez. Sin advertirlo, ha quedado atrapado en una cinta interminable, protagonista de una película única, cíclica, infinita.

22 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Buen cuento Esteban. Me encanta lo fantástico.

Un saludo,


http://cuentominicuento.blogspot.com/

Johan Bush Walls dijo...

Debe ser chilero que la vida de uno sea una película, tener la posibilidad de decir, cuando uno se equivoca, corte y repitan la toma.

Salú pue.

Mauricio Duque Arrubla dijo...

Me recordó a El Viejo de la Montaña Errante de La Historia interminable, el que en un libro escribe la historia de Fantasia hasta que la Emperatriz Infantil como último recurso le pide que cuente la historia de fantasia que está escribiendo en su libro y al llegar a ese momento vuelve y comienza la historia. así sin retorno (o eterno retorno) hasta que Bastián da un nuevo nombre a la emperatriz infantil y Fantasia empieza a vivir de nuevo.

me encanta La historia interminable (el libro mas no la película).

¿Y la película de Laberinto no es una hisoria de amor que podamos incluir en mi blog :)?

Anónimo dijo...

" Las curvas cíclicas conducen al espejo, un ojo humedecido
flota en la constelación lejana de los sueños." es un fragmento de un poema que también habla de los ciclos, a veces la ficción invade nuestro presente y la película que vemos no podemos dirigirla, solamente protagonizarla.
Te dejo un saludo de admiración por poder concentrar tanto talento en un espacio breve.

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola Esteban

El infinito recurrente. Inspirador.

Lo que te voy a contar ahora me pasó cuando yo tenía catorce años. Salía de un matinée, que es así como se le llama a las fiestas de adolescentes, y como no tenía nada más interesante que hacer ni obligaciones escolares por estar de vacaciones me fui al cine, al cine de las cinco y treinta. No espero que me creas lo que sigue pero, como ya empecé, que siga la fiesta. La película en cuestión era una de esas cintas para adolescentes, Censura B, que tenía por trama la vida de un adolescente de San Francisco, que por no tener nada más que hacer se la pasaba calle arriba y calle abajo en las empinadas colinas de la ciudad. Una tarde, luego de un matinée, por no tener nada mejor a que dedicar el día decidió ir al cine. La película era Censura B.

Saludos. Jabier

Fernando Ramos dijo...

Esteban: Gracias por el cuento, está muy bien logrado, no tiene fallos evidentes, podría decirse que la edición fílmica (si fuera un filme), conduce la acción con vértigo, y que el protagonista tiene una actuación a la altura de las circunstancias.

Por otro lado, me recordó una de mis películas favoritas, "El día de la marmota".

Saludos

Hiperbreves S.A. dijo...

El terror de que no pase nada. Magnífico.

Nancy dijo...

Hola Esteban, me gustó mucho ese cuento, es una historia sin fin, un largometraje único, tú lo dijiste
Saluditos

Anónimo dijo...

Sentí malestar, qué tedio de vida, que horror estar estancado viéndose eternamente... Qué mal que no quiera vivir viéndome, pero eso es lo que hay. Tú haces que yo sienta amor y terror...
Quiero mucho es te espacio, sobre todo hoy

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola Esteban

Vengo a traerte un regalo. Ayer leí un cuento de Víctor Hugo, que terminé publicando, que tiene un aparte —en medio del mismo cuento— que me pareció muy valioso. Bueno, resulta que se me ocurrió que entre tantos cuentos se me podía pasar comentártelo, pero hoy me acordé y aquí está:


"¿Han observado ustedes algo? La historia es en ocasiones inmoral, los cuentos son siempre honestos, morales y virtuosos. En la historia el más fuerte prospera, los tiranos triunfan, los verdugos gozan de buena salud, los monstruos engordan, los Sila se transforman en buenos burgueses, los Luis XI y los Cromwell mueren en su cama. En los cuentos el infierno es siempre visible. No hay falta que no tenga su castigo a veces incluso exagerado; no hay crimen que no traiga tras de sí un suplicio con frecuencia espantoso; no hay malvado que no se convierta en un desgraciado a veces digno de lástima. Eso ocurre porque la historia se mueve en lo infinito y el cuento en lo finito. El hombre, que hace el cuento, no se siente con derecho a exponer los hechos y dejar suponer las consecuencias de los mismos; porque palpa en la oscuridad, no está seguro de nada, necesita acotarlo todo por medio de una enseñanza, un consejo y una lección; y no se atrevería a inventar acontecimientos sin conclusión inmediata. Dios, que hace la historia, muestra lo que quiere y conoce el resto."

Un saludo. Jabier.

Esteban Dublín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esteban Dublín dijo...

Alejandro, a mí lo fantástico no sólo me encanta, sino que en ocasiones me lleva consigo. Tal vez por eso a veces mi realidad es como parte de la ficción.

Don Johan, estoy de acuerdo, debe ser una berraquera poder editar las películas de nuestra vida.

Mauricio, has tocado una de mis debilidades. A mí, en cambio, me encanta la película, la primera. Una escena particularmente: Atreyu andando con su corcel en medio del Valle de Las Sombras. Atreyu le pedía a su caballo que pensara en algo alegre, porque si se dejaba vencer por la tristeza, se hundía en el lodo. Una escena que aún muchos años después de ver, tengo clarísima en mi memoria.

Paola, yo te dejo un agradecimiento enorme por tomarte el tiempo para escuchar un cuentito. Sabes que esta es tu casa. Gracias por el poema.

Jabier, sí te creo. Te creo cada palabra y sé que en realidad te sucedió. Yo soy un convencido de que la ficción, muchas veces, supera la realidad. Por cieto, mil gracias por el fragmento de Víctor Hugo. Sin duda, un regalazo.

Fernando, el que debe agradecerte soy yo por el sencillo hecho de que confiaste en mí, en que dejaste tu nombre a cambio de un cuento. Y sí, El día de la Marmota a mí también me encantó.

Raúl, has tocado el punto vital. ¿Te imaginas que pase tu vida al frente tuyo como una película y te des cuenta de que es la cinta más aburrida que has visto y no la soportas? Terrorífico.

Nancy, debo decir que a mí también me ha encantado. Tal vez, con temor a lo que digan los otros cuentitos, este es uno de mis preferidos.

Female, yo estoy seguro que si veo tu vida en una película, me divertiría mucho. De hecho, me encantaría ver una película contigo como protagonista. Sé lo mucho que me puede interesar y lo mucho que me puedo entretener. De hecho, te lo digo, creo que tu vida quiere ser vista.

Anónimo dijo...

Por medio de el blog de Teresa, llegué a ti y realmente pienso que eres extraordinario. Así que voy a poner un enlace a tu página en mi blog. Yo no hace mucho que empecé a bloguear, pero desde luego, eres de lo mejor que he leido. Gracias por tus cuentitos.

yacasinosoynadie dijo...

que hermoso quedar atrapado en una película... si es que ya no lo estamos... Amigo Esteban mi cuento se llama paráfrasis por un cuento de Borges, pero mira lo hermosa que es la literatura, nos regala unas coincidencias hermosas... un abrazo.

Esteban Dublín dijo...

Ana, muchísimas gracias por tus palabras. Eres bienvenida a esta casa siempre que quieras entrar.

Jorge, como todo, ver una película de sí mismo puede ser maravilloso o terrorífico. Un abrazo.

Martín Gardella dijo...

Fantastico microrelato! Gracias por tu visita. Te sigo. Me gustó mucho tu blog. Saludos

Paulafat dijo...

Por eso es mejor ver la película de la vida segundos antes de morir, para no quedar atrapados eternamente en el teatro.
:P

Saludos!!

Esteban Dublín dijo...

Pala Labra, tal vez no antes de morir, sino más bien en plena acción, ya sea para cambiar el guión o para perfeccionarlo. Un beso.

Anónimo dijo...

Hola Esteban, me he ido unos días de vacaciones y me encuentro un montón de nuevos cuentos, todos buenos, pero me tengo que poner al día.
Me ha encantado lo que cuenta Jabier, es totalmente creíble.
Un saludo de nuevo
Teresa

Esteban Dublín dijo...

Es cierto, Teresa. Yo también le creo. Por eso creo que la realidad supera la ficción. Es una alegría tenerte de vuelta.

Pupila dijo...

Algo como las muñecas rusas que tanto me gustan. O como la Mise en Abyme, la metaficción literaria. ¿Cómo se llamara ese fenómeno en cinematografía? Recordé la película Being Jhon Malkovich. Excelente, te la recomiendo (Con uno de mis guionistas predilectos: Charlie Kaufman y el buenísimo director Spike Jonze, por si la buscas).

:-)

Esteban Dublín dijo...

Charlie Kaufman es un guionista excepcional, Pupila. Yo lo admiro mucho. Y a Malkovich, por loco, también. Un beso.