miércoles, 8 de abril de 2009

Vocación

Debido a lo incontrolable que se ha vuelto, Martín Franco ha decidido cortarse la mano. Ya no soporta que no descanse de la escritura ni un instante. Si no está redactando un artículo, está escribiendo una columna. Y si no está realizando una colaboración, está escribiendo su novela. Su extremidad se ha independizado de él y ha adquirido una autonomía que Martín no aguanta más. Una noche, toma un hacha con su otra mano y, sin piedad, corta a la caprichosa de la que ha perdido el control. La mano, agonizante, se mueve por última vez y, con la sangre que queda en el suelo, escribe la historia que acabas de leer.

18 comentarios:

Martín Gardella dijo...

Esteban, Desde que he abierto mi blog hace unos días atras, estoy experimentando una sensación similar a la de mi tocayo. Espero no tener que llegar a ese extremo.
Saludos

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Muy buen cuento, reconforta leer un cuento así. Ese final es impredecible.

Un saludo,

http://cuentominicuento.blogspot.com/

Martín Franco Vélez dijo...

Muchas gracias, querido Esteban. Lo leo y no puedo evitar pensar que el cuentito tiene algo de "Cuello de gatito negro", ese relato del Cortázar que tanto me gusta. Por cierto: aún estoy buscando cómo reemplazar esa mano. Un abrazo desde Barcelona.

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola Esteban

Bravo por Esteban, por Martín y por la mano.

Un saludo y feliz semana. Jabier.

Verónica dijo...

y no se la puede pegar de nuevo?????, ahora como nos va a contar los cuentitos?????, que hacemos ahora sin leer algo rico????? un abrazo esteban

yacasinosoynadie dijo...

De acuerdo con Martín: tiene un parecido a ese fabuloso cuento de Cortázar llamado Cuello de Gatito Negro... bueno el cuentito Esteban, aunque me comienza a preocupar la mano de Martín, o más bien, la ausencia de la producción de esa mano.

Oriana P. S. dijo...

Muuuuy buen cuentito. Inquietante.

Bravo!

Saludos.

Anónimo dijo...

Vocación es lo que tiene usted con los cuentos..!

Excelente!

Esteban Dublín dijo...

Martín, creo que eso está bien. Lo importante es que puedas controlarla y no te gane la partida.

Alejandro, muchas gracias. Lo maravilloso de estas historias es que son inspiradas en ustedes, los lectores que confían por un cuento.

Martín, el que debe agradecerte soy yo por confiarme tu nombre a cambio de un cuentito. Y apúrate a reemplazar esa mano, pero que esta vez puedas controlarla más. Ayer, justamente, que repetía la última película de Woody Allen, soñaba con Barcelona. Y tú allá. ¡Qué envidia!

Jabier, yo digo bravo por la casa de los cuentos y por esa extraordinaria biblioteca virtual que nos estás regalando a diario a los lectores.

Jorge, aún no conozco ese cuento de Cortázar. Voy a buscarlo. Y no te preocupes por la falta de producción de Martín. Yo creo que está en receso vacacional. Más bien yo espero que un nuevo cuento ande por ahí.

Oriana, muchísimas gracias. Para mí lo inquietante es que lleguen más y más personas. Y claro, lo maravilloso.

Talei, muchísimas gracias por tus palabras. No saben lo mucho que me alegran.

Anónimo dijo...

Si la mano no se mete en tantos problemas como tú, entonces vive la vida de ella, peobablemente es más llevadero ser la sombra de una mano que el preso de una vida.

Buen cuento, me pone a pensar en que escribir es mejor que vivir

Hiperbreves S.A. dijo...

Muy bueno, Esteban. Me ha gustado mucho la historia de esa mano literaria.

Sandra dijo...

Este cuento está muy bueno! De dónde sacas la inspiración? Sos muy prolífico. Ojalá mi mano no parara de escribir los documentos académicos que tengo que escribir, pero me pasa todo lo contrario y además me desvía a leer tu blog! jejejee. Saludos

Esteban Dublín dijo...

Female, ¿y a ti quién te dijo que mis manos no se meten en problemas?

Raúl, me alegra mucho que te haya gustado. Además, que el halago venga de un escritor de micros tan bueno como tú es doblemente halagador.

Sandra, la inspiración viene de cualquier lugar. Estos cuentitos, sin embargo, están inspirados en todos los que se inscriben en seguidores. Es una promesa que hice algún tiempo: si tú te inscribes ahí, yo te escribo un cuentito. En todo caso, quería decir también que pienso que la inspiración es una excusa de la pereza. Si tú quieres escribir, escribes. Malo o bueno, eso ya depende de la disciplina que tengas para leer y escribir.

Sandra dijo...

Te voy a dejar mi nombre para que me hagas un cuentico. Y en lo de la pereza, tal vez tengás razón...*bostezo* hehehe ;)

Esteban Dublín dijo...

Muy bien, Sandra. Lo haré encantado. Un beso.

Esteban Dublín dijo...

Vero, discúlpame, me acabo de dar cuenta de que no te contesté.

Yo creo que no hay necesidad de que se pegue de nuevo la mano, porque ella ya tiene vida propia y todo lo rico que escribe lo puede hacer con independencia.

Un abrazo enorme para ti también. Siempre es un privilegio y una alegría verte por aquí.

maggie mae dijo...

¡qué buenos cuentitos, esteban!

Esteban Dublín dijo...

Margarita, muchas gracias. No sobra decirte que puedes venir a escucharlos cada vez que quieras. Cada lunes y cada jueves habla uno nuevo.