jueves, 16 de julio de 2009
Laberíntico
El juego era simple: partir del punto A para llegar al punto B. Paola Ippolito inició el recorrido confiada, pensando que el resultado no podría ser otro distinto que el éxito. Pero muy pronto se encontró con la verdadera dificultad del pasatiempo. El laberinto era un caos que no estaba obstaculizado por paredes ni rendijas, sino por sus propias emociones, por sus sentimientos que se cruzaban entre sí haciendo del camino una experiencia turbia y devastadora. Tratando de escapar, sumamente confundida, lo entendió. No había salida.
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11 comentarios:
Bien escrito, como siempre, aunque el cuento no es de mi gusto.
jajaja me gusto un resto, me hice la imagen mental y tenes razon, de los entimientos y esas cosas nadie escapa, un saludo para vos Esteban
Sí, es imposible escapar a nuestras propias emociones.
Haces que me identifique mucho con lo que escribes. Ojalá y se pudiera escapar de ése laberinto.
La vida muchas veces se convierte en un laberinto igualito al que decís... Pero eso es lo bonito.
La paradoja es que en ese enredo del que no puedo salir está la felicidad también.
Mm.... me gustó hasta este punto (.)
Supongamos que yo recién quería llegar de una página web (punto A) a otra (punto B)> quedé perdido dentro del laberinto de blogs y links hasta que me topé con este espacio por casualidad.
Ahora ya sé dónde queda, así que voy a pasar más seguido. Me gustó lo que vi.
Saludos!
Un poquito de surrealismo, ¿no? Bien, como siempre
Alejandro, ya sabes, tus comentarios, buenos y malos, son siempre bienvenidos.
Campanula, así es, creo lo mismo que tú. Nadie puede escapar de sus propios sentimientos.
Deprisa, ahí está: es un laberinto sin salida.
Tereza, gracias. Ojalá, pero lo veo difícil.
Nancy, sí, creo que se trata de encontrar una salida y darse cuenta de que lo interesante es seguir recorriendo el laberinto.
Female, tú bien lo dices. En el laberinto hay felicidad, alegría, entusiasmo, pero también odio, rencor, tristeza.
Don Cartero, pues un orgullo. Siempre bienvenido por aquí.
Mauro, digo lo mismo: ta bien un poco de ficción.
siempre pasa lo mismo con los sentimientos... se convierten en obstáculos que no dejan ver claramente...
Bien dicho, Jorge. Imposible escapar.
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