lunes, 7 de septiembre de 2009
Naturaleza
El demonio de Tazmania se reproduce de manera poco ortodoxa. Cuando la hembra está en celo, el macho llega a su cueva, combate ferozmente con ella y, luego de someterla a la fuerza, la viola. A la mañana siguiente, la hembra trata de huir, pero el macho se interpone, la agrede de nuevo y la arrastra de vuelta a la madriguera violándola una vez más. El hecho se repite durante varios meses, hasta poco tiempo antes de que nazcan las crías. Eso, aunque extraño, me parece normal que suceda con un animal como ese. Pero no con mi padre. No, señor.
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25 comentarios:
¡Muy fuerte! Lo calificaría incluso de excesivo.
Puff... pues que mujer tan dócil! Cuanto se parecen el mundo animal al ser humano no crees?
El hijo se rasgará las vestiduras indignado, hasta que la genética lo traicione...
Besos.
¡Durísimo! Lamentablemente, es una problemática muy real, y está muy bien ejemplificada en el cuento. Por algo al animalito se lo llama "demonio", pero al padre... ¿cómo llamarlo??!!!
Eso sí, Estéban, después de "Semilla", éste se vino como una patada en la frente (y perdoná la expresión, pero así me lo hace sentir el contraste...) Y eso hace del lugar de tus cuentos , un lugar para volver y volver...
¡Beso!
una palabra para calificarlo: excelente.
Muchas veces que he sentido que necesito algo de inspiración para escribir, paso por acá y es como si se encendiera el bombillo...
Saludos!
Podrá ser catalogado de duro, pero es una historia que podría suceder en las mejores familias...
Muy duro, durisimo en realidad.
siempre me pregunto como haces para sacar historias magnificas de situaciones que uno no se imaginaba podian ser buenas.
un abrazo
Y es que a veces el demonio no hay que buscarlo muy lejos...
Duro y puede que muy real
Un saludo indio
Sechat, tal vez sea fuerte, pero es real.
Tereza, ambos somos animales. Pero nosotros, los seres humanos, tenemos la capacidad de razonar, cosa que pareciera no usamos con mucha frecuencia.
Sil, y bueno... Ojalá que no.
Lauri, si queremos etiquetarlo lo podríamos llamar bestia. El caso es que situaciones como esta son más frecuentes de lo que todos pensamos. Así que lo que hay en este mundo son de esas: bestias.
Nigthwriter, pues entonces síguete pasando. Por mí encantado.
Martín, no podría. Sucede en las mejores familias.
Campa, jjaja. Gracias. Pero, ¿me creerías si te digo que ni yo sé a veces de dónde salen las historias?
No comments, o, más bien, no hay que ir muy lejos para encontrar al demonio. Podría estar en casa, quién sabe.
Pasa en las películas, pasa en la vida real. Como dicen, a veces la realidad supera la ficción.
Saludos
Jajajaja.
Fernando, si lo ves bien, no hay ficción por más ficción que sea que supere a la crueldad de la realidad.
Esto de vivir, qué cruel, hombre. No pensé que la risa fuera una de las sensaciones que saliera de este cuentito.
JUE PU TA.... que PUTISIMO GRAN RELATO... me dejó frió el final... tiene un tono hasta socarrón al comienzo... BRUTAL Esteban, de lo mejor que te he leído...
Jorge, muchas gracias de nuevo por tus palabras. Y sí, creo que es un buen adjetivo para describirlo: el cuento tiene un tono hasta socarrón.
Y abunda tanto... Valiente relato-verdad. Te felicito.
Crudamente real, Esteban. El cuento también tiene que ser comprometido. Mis felicitaciones
Ananda, relato-verdad: me gusta el calificativo. Abrazos.
Rafael, eso intento y busco: compromiso.
Un relato muy fuerte. Sin embargo, y con todo el dolor, hay que aceptar la naturaleza de cada quién ¿no?
Saludos.
No, Javier. Una cosa es verlo y otra, muy distinta, aceptarlo. Yo aquí cuento la problemática, pero no la respeto.
OAO, me impactó el final. Bastante fuerte pero creo que ese es su objetivo. Y el título... "naturaleza", muy adecuado. Crítica a que el humano contradice su naturaleza y se vuelve animal.
Saludos.
Correcto, Naida. Encantado de ue te detengas a analizar los cuentitos.
Contundente. De esos cuentos que uno recuerda y cuenta.
Gracias, Nanim.
Tiene razón Martín hasta en las mejores familias.
Lau, el abuso infantil, aunque cruel, no distingue ni raza, ni sexo, ni estrato.
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