viernes, 29 de enero de 2010
Cuento cantante
Había una vez un cuento que cantaba. Cuando una persona llegaba al relato, este empezaba a tararear sus letras, maravillando a lectores de todas las edades. Envidiosos de su éxito, otros cuentos han ideado distintas formas de eliminarlo a través de artimañas literarias. En vano, claro está, porque la vida de ese relato no es contar, sino cantar.
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10 comentarios:
Lo mejor está esta en saber contar cantando. Tú a veces lo haces.
Luego el conflicto se trasladó a otro plano. Surgieron los contantes (o contadores de cuentos), se convirtieron en la competencia de los cantantes.
Ya se sabe quién ganó, pero eso no importa.
Salú pue.
Buena lección, Esteban.
Excelente cuento.
Un abrazo
Isabel
Gracias, Esteban.Lo haz cantado muy bien. ¿Es ese mi cuentito? Un cordial saludo y un abrazo.
Héctor Luis Rivero López
(verifica el nombre, es Luis y Rivero con v de vaca)
La idea del texto es buena, pero a mi personalmente este microrrelato me pareció algo plano.
Aún así, el ritmo de la lectura es como de costumbre muy bueno.
7
saludos.
Estoy algo de acuerdo con Daniel.
Lo sabes hacer mejor, jeje (qué exigentes)
Un saludo indio
Adivín, no sabes cómo agradezco esas palabras.
Don Johan, qué alegría verte de vuelta. Tu versión extendida, como siempre, me parece interesante.
Isa, gracias. Un abrazo.
Héctor Luis, no soy muy bueno con la música. Y sí, este es tu cuentito. El error del nombre quedó corregido.
Daniel, creo que tienes razón. Los cuentos con nombre propio me implican un esfuerzo doble, porque es complicado sacar siempre una historia fresca de una persona distinta. Abrazos.
NC, te remito a la respuesta de Daniel. En todo caso, quiero que sepas que yo agradezco mucho la exigencia de ustedes los lectores, porque es así cuando hay un crecimiento desde el autor.
Lo siento por la literatura, la música ganó esta vez. ¡Que bonito Esteban!
Saludos.
Gracias, Lau, pero no es que compitan, más bien es un capricho del cuento. Besos.
Gracias por la crítica, Jesús. La recibo y la tendré en cuenta. Lo que sucede es que estos cuentos con nombre propio a veces me sacan algunas canas.
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