miércoles, 12 de enero de 2011
Sirena
Soy marino. Bueno, marino retirado para ser más exactos. La última vez que zarpé, naufragué. No digo que me hayan olvidado, porque más de una vez han llegado a rescatarme, pero yo mismo he preferido quedarme en esta isla. La razón no puede ser otra: me enamoré de una sirena. La primera vez que la vi, temí que me embrujara con su canto, pero al conocerla, comprendí que la advertencia de Circe no era más que un mito. Ambos renunciamos a nuestros mundos: yo, a la mujer que me esperaba en casa y ella, a los cientos de tritones que la pretendían. Cualquiera puede comprender que un mortal como yo se pierda por la belleza de una sirena, pero lo que nunca me cupo en la cabeza fue que ella me correspondiera. Un día, incrédulo ante el amor que me profesaba, le pregunté qué era lo que más le gustaba de mí. “Tus piernas, guapo”, respondió sin dudar.
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22 comentarios:
Je, completamente creible, no hay nada tan comun como desear de los demas lo que no tenemos
Me encanta "tus piernas, guapo", sobre todo el guapo final. Me lo imagino con una sonrisa, dicho con mucho salero y con descaro.
Como a él le ví/imaginé más mayor, tiene que estar encantado.
Y si está con una sirena, presumiblemente encantador.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho como con esa frase final te cargas, de un plumazo, toda la atmósfera mitológica y romántica que hasta entonces habías construido. Muy buen recurso. Muy buen micro.
Abrazos.
Me imagino a una sirena libidinosa...
Me gustó mucho el final, Esteban, como una sacudida que nos devuelve a la realidad.
Buen micro.
Genial, el "tus piernas, guapo" es un buen toque para desmitificar un poco más a esas sirenas. Aunque debo decir que las que más me fascinan son las sirenas grecoltinas: las aladas.
Un abrazo
Ja ja, el final es buenísimo!
Y te cargaste de paso la mitología sobre las sirenas.
Abrazos
Coincido con Luisa y con Baizabal. Ese "guapo" desmitifica y le da la agudeza al relato.
Un abrazo,
PABLO GONZ
Si lo hubiera escrito otro, ese giro final sería previsible. Sin embargo, al escribirlo tú (que no los usas como recurso) me pillaste desprevenido.
Apunta alto, esta serie del zooilógico. Habrá que seguirla de cerca.
Un abrazo internacional, Esteban.
Jeje, muy bueno, Esteban. coincido con los demás, el final es genial.
Un saludo. Iria L.
Este final me dio unas buenas patadas, en el buen sentido. Me gustó.
Si sigues este nivel, creo que va a ser un buen año. Me muerdo las uñas esperando más.
Un saludo indio
Excelente final! Guapo.
Felicidades por los nuevos proyectos.
Como siempre, estare pendiente.
¿Y tú? ¿Qué prefieres tú de ella? ¿Su voz? No lo creo, porque es evidente que tu voz nada tiene que envidiarle a la suya. A no ser que ya te la hayas apropiado antes de escribir este buen micro.
Saludos
Gin, la paradoja de la vida...
Luisa, no sé cómo se encuentre el marino en estos momentos, pero seguramente se encuentra navegando al lado de su sirena.
Agus, me alegra que sea de tu agrado. Veo que el encanto final radica en la coloquialidad de la frase sirénida.
Woody, yo también...
Jesús, muchas gracias. ¿Quién no dice que nuestras realidades sean los mitos de lo desconocido?
Baizabal, la desmitificación empieza desde el mismo momento que el marino dice que fue correspondido por ella. Un abrazo.
Anita, gracias. Un gusto que el primero de esta serie haya causado esta buena impresión.
Pablo, la serie Zooilógico pretende acercar esos animales llevados por el mito a una condición más terrenal donde los mortales tenemos afinidad con ellos.
Víctor, ya tengo varios escritos de la serie, irán apareciendo mensualmente, pero te confieso que es mi obsesión en este momento.
Sucedeque, ¡muchas gracias! Pronto, más zooilógico.
David, yo espero lo mismo, así que te agradezco los buenos deseos y te los envío de vuelta.
Angelita, gracias, por lo de guapo, claro.
Arturo, yo prefiero escribir sobre ella.
Aprovecho para decir que este micro fue escrito para Javier Perucho, un sirenólogo empedernido que hoy, además, aparece en la entrevista de La Internacional. No se la pierdan.
Muy bueno, Esteban. Coincido en creer que ese final está genial
Besos
Alís, qué bueno verte aquí, de nuevo, pendiente de los cuentitos. Me alegra que te haya gustado.
Insisto en que lean la entrevista que realizó Martín Gardella a Javier Perucho, a quien está dedicado este microrrelato, para La Internacional. Un saludo para todos.
JA!!! qué bueno el final, Esteban :)
Estas sirenas son tremendas.
Besitos y aplauso
Gemma, qué gusto tenerte por aquí. Bienvenida cuando quieras y un placer ver esa sonrisa.
Ananda, tú como siempre, tan amable y tan fiel a este espacio. Un abrazo.
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