viernes, 13 de julio de 2012
El caso de la mujer que se cruza en el mismo punto todos los días
Durante los últimos meses, una mujer alta, morena, robusta y algo fea, se cruza conmigo en un punto exacto en medio de una estación de transporte público. La primera vez, quizá, ni siquiera advertí el extraño fenómeno, pero debido a su contextura y a los altísimos tacones que usa para caminar, me fue imposible pasarla por alto. Al día siguiente, la coincidencia me sacó una sonrisa y, tal vez, los posteriores también. Sin embargo, con el paso de los días y a pesar de que salgo a diferentes horas en la mañana o en la tarde, la mujer aparece, lenta y segura, caminando en la misma dirección hacia mí. Ahora, cuando nos cruzamos, me he percatado de que también se sorprende de verme, asombrada de esa casualidad irrespetuosa del tiempo. Quizá algún día, si la timidez no me vence, me atreva a hablarle.
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4 comentarios:
Me gustó Esteban, más aún de lo que piense sobre la causa de encontrar a aquella mujer siempre y suponer un espejo, el relato en sí me ha divertido. Gracias.
Gracias, Eskimal. Celebro tu visita y me alegra que te haya gustado. Un saludo.
Extraño y divertido a la vez con un punto inquietante, también.
Besitos
Siempre eres muy amable conmigo, querida Elysa. No me canso de decirlo. Un beso.
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