Hace 35 años, el periodista Glenn O'Brien entrevistó a Andy Warhol para la revista High Times. En su último número, la revista colombiana Bocas reprodujo la entrevista que leí por la fascinación que siempre me ha producido el genio de Warhol. En todo caso, debo decir que por más vigencia que tenga la entrevista o por más reconocimiento que haya recibido O'Brien por ella, sus preguntas me resultaron bastante insulsas. Incluso, hay un indudable tono de ironía en las respuestas de Warhol, que puedo interpretar como una burla ante la frivolidad del legendario periodista.
Sea como sea, la franqueza que siempre caracterizó al artista norteamericano, despertó en mí una idea que me venía rondando en la cabeza desde tiempo atrás.
Desde el año 2008, he venido reproduciendo en este blog de dos a tres historias por semana que han encontrado su expresión en el microrrelato. Y aunque enemigo de las etiquetas, me ha sido difícil alejarme de la manía de clasificar mis textos, como si se tratara de especies. No voy a mentir: visto así, el tema me parece repugnante.
Pero volvamos a lo nuestro. Independientemente de que O'Brien haya concentrado su entrevista en liviandades, Warhol deja ver algo incuestionable: siempre hizo lo que quiso. Su éxito radica en que se expresó como le dio la gana. Rompió con los paradigmas del arte y creó un movimiento, a pesar de que podría convertirse en blanco fácil de la crítica. Es quizá hacia donde me gustaría llevar este blog. La disciplina me ha llevado a escribir los lunes lo que bauticé como Microscópicas (textos mínimos, de una, dos o hasta tres líneas) y a alternar entre los miércoles y los viernes, lo que muchos conocen como Mínimas Inconexas, Breves Intertextuales y, ocasionalmente, Micros con nombre propio.
Durante la vida de este blog, ha pasado el tiempo, he hecho muchos amigos, he conocido más de lo que pensaba acerca del género y he tenido la fortuna de crear relaciones con referentes que le han dado una voz al microrrelato. Pero, porque hay un pero, debo decir que no siento la misma motivación que antes. No me interesa tanto buscar nuevos concursos, me resulta difícil no repetirme y atravieso por un momento en el que necesito una pausa.
Semejante antesala que algunos tomarán como justificación, para anunciar que los viernes (los lunes y miércoles seguiré publicando micros), como hoy, los emplearé para hacer algo que quizá no cumpla con un rigor literario, pero que sí estará enmarcado dentro del ámbito de la brevedad: escribiré anécdotas. Actuales, pasadas, basadas en recuerdos, traiciones de la memoria o excusas de la simpleza. Dicho esto, dejo claro que a partir de hoy me alejaré del formato actual y crearé de otra manera. Quizá no la que merecen los lectores, pero sí la que necesito en este momento y que, como Warhol, me da la gana escribir.
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9 comentarios:
Pues si es lo que necesitas, es lo que debes hacer ¿por qué no?
Besitos
De todas formas seguiré visitando este blog. Y leyendo al señor Dublín, claro.
Me parece una sabia decisión: la mejor manera de hacer lo que sea es de la manera que nos de las ganas.
Seguiré echando una ojeada.
Un abrazo
Elysa, cuento contigo. Un beso.
Roberto, bienvenido a este espacio. Aquí te espero siempre con los brazos abiertos.
Miguel Ángel, tanto tiempo. Un abrazo a la distancia.
Mei, aquí seguirás siendo bienvenida.
Claro que sí, Esteban. A tu manera, como decía Sinatra. Lo importante es que el blog sea una ayuda, no un impedimento. Un abrazo internacional.
Así es, Víctor, debe ser un medio, no el fin. Abrazos internacionales.
a mi todo lo que escribes me parece interesante y entretenido... tus anécdotas me divertiran lo doy por sentado.... gracias por seguir escribiendo lo que nace de tu alma.
Muchas gracias, Esarrian. Aquí te espero, entonces, para compartir mis anécdotas.
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