martes, 28 de octubre de 2008
Sentencia
El asesino empuña su arma y, luego de un par de movimientos con su mano más hábil, la impone. Su mayor enemigo tiene las milésimas de segundos contadas. El criminal ya no tendrá ningún opositor en su plan de construir un amplio complejo para la fabricación y comercialización de armamento militar. La ausencia del líder comunitario derivará inmediatamente en el desalojo de todos los campesinos y en el peligro de morir si se sublevan como él. Cuando termina de firmar la orden, deja el esfero sobre el escritorio y se dirige a su reunión en el Congreso.
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10 comentarios:
Cosas vederes, en el pasado no había que firmar nada. La burocracia ha puesto un peldaño más contra la destrucción de la humanidad. Lástima que sea fácilmente salvable.
Maestro Dublín, cada vez encuentro más coincidencias entre Colombia y Guatemala, se ve que ha leído noticias del panorama político de por aquí; la verdad es que todos son iguales; los políticos digo.
Salú pue.
¡Ay, Esteban! Cualquier parecido con la realidad...
Diego, la burocracia ha llegado a tal extremo que te piden la firma para acabar con una vida. Este cuentito es un crudo reflejo de la política de mi país, y no lo digo con orgullo.
Johan, creo que cualquier latinoamericano que esté mínimamente enterado de los dirigentes que lo gobiernan se podría sentir identificado.
Martín, lo más triste de todo es que no es coincidencia. Qué más quisiera yo.
Por eso no lo terminé. La frase completa sería: "cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia".
Claro, Martín, entiendo que ese era tu objetivo. Este país es un paraíso para los burócratas. El extremo es firmar una orden de asesinato.
Estas sentencias se repiten más de lo que creemos y quisiéramos, como murciélagos también.
Pero muchísimo más, mi querida Pupila. Yo, la verdad, no me quiero imaginar para no deprimirme.
Esto me ha dejado sin palabras. Sigo de pie en mitad de la sala aplaudiendo conmovido.
Mi querido Jorge, no sabes cómo agradezco esas palabras. Estos cuentos son para ustedes y recibir ese tipo de elogios los llenan de ánimo para seguir hablando.
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