El profeta encontró la verdadera utilidad de su profesión, porque siempre las verá venir, las balas digo, o cualquier otra cosa que intente liquidarlo.
Dicen por ahí que soy leeenta. Y es verdad. Me demoré mucho entiendo este cuento, Esteban. Pero lo entendí, finalmente. Y me pareció de los mejores que he leído en tu página.
Ángela, muchísimas gracias. Dicen por ahí que para que un microcuento sea bueno debe durar más tiempo en la mente del lector del que se tarda leyéndolo.
Lector, antes que nada. Publicista. En 2008, realicé el Taller de Microliteratura en La Escuela de Escritores de Madrid. Mis microrrelatos han sido elegidos para componer antologías latinoamericanas, publicados en diferentes revistas impresas y digitales, y premiados en Chile, Argentina y España. En 2010, la editorial Adéer Lyinad publicó mi libro Preludios, Interludios y Minificcciones. Representé a Colombia en el VI Congreso Internacional en Bogotá. Algunos de mis textos han sido traducidos al italiano y al portugués. Daniel Ávila es mi verdadero nombre.
12 comentarios:
Esteban, me dejaste sin aliento. Cada vez perfeccionas más tu capacidad de síntesis. Éste, me parece "superior"
Brillante! Muy bueno Esteban! Saludos
A veces hay que tomar decisiones drástica para sobrevivir.
Será más fácil para un profeta ser sicario, incluso hasta le puede profetizar la muerte a cada víctima.
Salú pue.
¿Quién era el empleador de ese profeta?
Nancy, muchas gracias por el halago. Un beso desde Colombia.
Martín, de nuevo, mil gracias.
Johan, es cierto. Un profeta puede asegurar el éxito de su carrera si se dedica con ahínco al crimen.
Mauricio, esa pregunta no te la puedo contestar. ¿Qué tal que se entere y contrate al profeta para callarme?
Me han gustado los últimos cuentos, Esteban. Felicitaciones.
El profeta encontró la verdadera utilidad de su profesión, porque siempre las verá venir, las balas digo, o cualquier otra cosa que intente liquidarlo.
Saludos
Jorge, es un halago muy grande viniendo de tu parte. De verdad que te agradezco mucho.
Fernando, es una buena interpretación. Tal vez el profeta encuentre en el sicariato una seguridad para sus ingresos mensuales.
bang, bang, bang... rugen el mercado nacional
¡Juan! Qué alegría verte por aquí de nuevo. No olvides que esta es tu casa.
Dicen por ahí que soy leeenta. Y es verdad. Me demoré mucho entiendo este cuento, Esteban. Pero lo entendí, finalmente. Y me pareció de los mejores que he leído en tu página.
Ángela, muchísimas gracias. Dicen por ahí que para que un microcuento sea bueno debe durar más tiempo en la mente del lector del que se tarda leyéndolo.
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