jueves, 18 de junio de 2009

Amor oceánico

El Océano Atlántico se había enamorado. Cada atardecer esperaba ansioso a que una jovencita con la que se había obsesionado sacara su cámara y empezara a tomarle fotografías. El Atlántico posaba para ella bajando el oleaje y enfrentando la brisa con ahínco. Con timidez llegaba a la orilla donde ella se sentaba y se sentía vivo cuando tocaba sus pies descalzos. Un día, sin embargo, su musa apareció con un atractivo cartagenero a sus orillas y, muerto de celos, arreció contra ambos hasta arrastrarlos mar adentro. Nadie volvió a ver al joven, pero algunos aseguran que, al atardecer, muy cerca de la playa, suele aparecer una hermosa sirena.

16 comentarios:

Nancy dijo...

Ay, qué hermoso. No he ido al blog de la jovencita... espero que no esté basado en una historia real.
;)

Verónica Calvo dijo...

OPS!!!! mira que vivo frente al atlántico y ahora me dará por ir vestida de oso, no se vaya a enamorar y la liemos, jajajaja
Genial relatito, como siempre. Abrazos de olas.

Víctor dijo...

Esteban, eso sí que es a mar.

Saludos lelos!

Margarita Garcia Alonso dijo...

muy hermoso.

saludos

Martín Gardella dijo...

Parece que son varios los que mueren en el mar esta semana ;)

Observador dijo...

La verdad, tampoco es para tanto, el cuentillo

Anónimo dijo...

Esa debe ser una sirena despechada, que aborrece al mar...¿De qué sirve el amor, cuando se usa para retener al "amado"?...
¡Cariños!

Ángela Cuartas dijo...

Esteban, casi nunca me gustan tus cuentos de amor. Me gusta más cuando son crueles o "negros", como Ciudad viuda que me encantó. Me parece que te salen muchísimo mejor, por lo menos a mí me parecen no sé, como con más fuerza y como si te salieran de un lugar más "real" (ya estoy hablando mucha mierda, pero eso siento). Este me parece que es un buen despliegue de imaginación y el final con cartagenero a bordo es inesperado y chistoso, pero de todas formas no me gusta.

Esteban Dublín dijo...

Nancy, siempre eres la primera. No sabes cómo agradezco tu devoción.

Ananda, dale, vete vestida como quieras, tal vez el Atlántico guste de ti y tú ni siquiera lo sabes.

Víctor, ¡correcto! ¡A mar!

Chiquita, me encanta que te haya gustado.

Martín, así es. Pero aquí no mueren como en el tuyo, sólo se convierten en mitología.

Observador, no sé por qué me sospecho quién eres. A que tienes una cuenta en Gmail. Dale, comenta con tu nombre de verdad que aquí nadie te va a juzgar por tus críticas.

Lauri, no sé si despechada. Tal vez se dio cuenta de la inmensidad del amor que le tenían.

Angelita, qué bueno que digas eso. El caso, es que yo no controlo los cuentitos, a veces vienen crueles y a veces cursis; a veces mínimos y a veces no tanto. Todos tienen su lenguaje y yo no los puedo callar por este u otro motivo. El caso es que sí, tienes razón, los negros me salen más naturales; pero déjame decirte, el amor sin cursilería no es amor. Y el amor es un tema que me encanta. Así que está bien que no te gusten los de amor y prefieras la crueldad. Yo por ahora te puedo decir que me muevo en ambos frentes y ambos me gustan igual. Un abrazo enorme.

Clara dijo...

El amor es así de egoista y cruel... solo piensa en él.

Un abrazo,

Female dijo...

Im back, por fin, me va a tomar tiempo llenar un nuevo blog... Pero ya te vuelvo a leer.

Buen recibimiento, un cuento de amor solitario como el que vivo hoy

Female dijo...

se me olvidó mandarte besos importantes...

Female dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esteban Dublín dijo...

Clara, lo dices bien. ¿Qué tal ese océano tan celoso?

Female, ¿cómo es eso? El amor es grande, no solitario. Cuéntame de eso. Besos para ti también.

Sandra dijo...

Me encantó este cuentico. A diferencia de Angela, me encantan las películas románticas, las historias románticas y no sabía que existían también, los mini cuentos románticos como éste que disfruté montones.

Supongo que como los cuentos te vienen crueles y románticos sin planearlo, igualmente pasará con los cuentos de quiénes están en lista de espera por un cuento no?

Esteban Dublín dijo...

Sandra, qué bueno que te haya gustado. Ya ves que hay de todo para todos.

Con respecto a tu pregunta, déjame responderte: no. Los cuentos no los planeo, pero con respecto a la lista de espera, eso sí está plenamente definido. El orden en que se inscriben, en ese orden escribo el cuento. La primera persona que se inscribió fue la primera que recibió un cuento con nombre propio y así ha pasado con todos. Sorprendente y gratamente para mí vamos por el número 26, entonces sabrás todos los que faltan. Pero si lo que quieres saber es cuánto falta para tu cuento, debo decirte que estés pendiente porque durante el próximo mes estará apareciendo.