miércoles, 30 de marzo de 2011

Esposo de una viuda

Antes de que ella la vea, recojo la carta que se acaba de deslizar por debajo de la puerta. La abro y la leo detenidamente. El mensaje es preocupante: la guerra está por terminar y pronto volverá. Saco mi encendedor del bolsillo y quemo la carta, tal cual como lo he hecho con las que llegan sin falta desde hace quince años.

11 comentarios:

Pedro Alonso Da Silva dijo...

Pronto tendrá que dar muchas explicaciones, o tomar medidas más drásticas. Buena historia para empezar la mañana. Un abrazo.

Verónica Calvo dijo...

Vaya situación... real como la vida misma.
A ver que hace...

Abrazos

Anita Dinamita dijo...

Quince años quemando cartas!!! El título es fundamental en este relato, pero no sé si se me escapa algo... ¿por qué siguen llegando cartas diciendo que él volverá?
Volveré yo a ver, hoy tengo el día tonto
Un abrazo

Pablo Gonz dijo...

Ojalá que esté ambientada en la Guerra de los Cien Años y que el tipo no deje de fumar nunca.
Abrazos,
P

Daniel Ávila dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esteban Dublín dijo...

Pedro, las explicaciones vendrán y quién sabe que traigan consigo.

Ananda, veremos...

Anita, en ninguna parte de texto dice que las cartas dicen que él volverá. Se supone que sólo esta última lo asegura.

Pablo, pertinente para tus últimas entradas. Abrazos.

Claudia Sánchez dijo...

Pues este micro me permite divagar mucho Esteban, con varias historias. Y eso siempre me gusta.
Saludos!

Esteban Dublín dijo...

Qué rico verte aquí, Claudia. Hace tiempo que no pasabas por esta casa. Un beso y vuelve pronto.

Gemma dijo...

Qué bueno, Daniel. La vida a veces da tantas vueltas que va dejando a su paso náufragos diversos por todas partes, como si lo hiciera adrede o con un estudiado descuido...
Me ha encantado.
Un abrazo

Esteban Dublín dijo...

Agradezco tu comentario, Gemma, con la misma admiración que tengo por tu trabajo y por tu gestión para que el microrrelato tenga un lugar destacado en la literatura. Tu visión particular en lo "no dicho", además, hace que ame aún más este texto que, confieso, también me gusta mucho.

Unknown dijo...

No veo la hora de que ella, la que escribe, se presenta a tocar el timbre. Como hubiese dicho mi abuelo, ahí vamos a ver cuántos pares son tres medias, ja ja.

Abrazos