viernes, 16 de marzo de 2012

Historia de un regreso

Aún no sé qué es, pero al entrar a esta habitación, se me vienen a la memoria recuerdos de mi infancia. Desconozco si son las cortinas raídas por el tiempo o el olor a madera vieja que se mezcla con el del salitre. Miro alrededor del cuarto una y otra vez, pero solo una cosa logra que afloren con nitidez las imágenes de mi pasado. Me acerco a un tablón, tibiamente iluminado por un rayo de sol que alcanza a colarse por el cristal, y detallo cómo el polvo ha logrado devorarse el roble del añoso mueble. Me remango para limpiarlo y cuando paso la mano sobre él, la polvareda se transforma en un enjambre de mariposas.

8 comentarios:

Susana Camps dijo...

Estaba pensando en Rosebud cuando la imagen final me ha deslumbrado. Un golpe de magia.
Abrazos

David Moreno dijo...

Qué lindo final. Muy bueno Esteban.

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Melvin Rodríguez Rodríguez dijo...

Muy lindo, mi mente iba por la línea de algo oscuro y tenebroso, de repente ese final me creó otra imagen. Ya que está esa imagen de las mariposas, no sé si has visto La novia cádaver de Tim Burton, pero te la recomiendo, tiene una vibra similar a este relato.

Angela María dijo...

Un final mágico!

Creo que todos tenemos un lugar donde nuestra infancia cobra vida.

Un beso.

Enmascarado dijo...

Precioso relato, con un final que casi sirve de puerta de entrada a una ensoñación infantil.
Saludos

El Eskimal dijo...

No sé la causa, bueno tal vez si, dos palabras: Salitre y Mariposas. Éstas me llevan a un retorno sobre un lugar, sobre un Macondo que se quiere recuperar. Me equivoco, tal vez Esteban, pero el relato, con su bonita filmografía, me a suscitado ello. Vuelvo a saludar después de un buen tiempo desaparecido. Vamos haber si lo cotidiano no me come de nuevo. Saludos Esteban.

Esteban Dublín dijo...

Susana, maravillosa referencia. Un beso.

David, celebro que te guste. Veo que cambiaste de lugar y lo veo más organizado. Buen viento.

Melvin, esa era precisamente la idea, pero creo que com recurso termina gastándose si se repite tanto como, al menos, creo que lo hago. Hay nuevos retos.

Esteban Dublín dijo...

Angelita, todos lo tenemos.

Enmascarado, la infancia siempre es una inspiración ineludible porque la memoria de niño tiene más retentiva que ninguna otra.

Eskimal, sin lugar a dudas. Mi intención, en un principio, era dedicarle este micro a Gabo, pero al final decidí dejarlo incógnito y me alegra que tú lo hayas visto. Abrazos.