La miseria tocó a mi puerta. Le abrí, pero solo fue que echara una ojeada para que retrocediera. “Olvidaba que ya había pasado por aquí”, sentenció la condenada. Y se fue.
Lector, antes que nada. Publicista. En 2008, realicé el Taller de Microliteratura en La Escuela de Escritores de Madrid. Mis microrrelatos han sido elegidos para componer antologías latinoamericanas, publicados en diferentes revistas impresas y digitales, y premiados en Chile, Argentina y España. En 2010, la editorial Adéer Lyinad publicó mi libro Preludios, Interludios y Minificcciones. Representé a Colombia en el VI Congreso Internacional en Bogotá. Algunos de mis textos han sido traducidos al italiano y al portugués. Daniel Ávila es mi verdadero nombre.
7 comentarios:
Hay muchos tipos de misería, si sólo ha pasado una vez y no vuelve, todavía tienes algo.
O eso se supone
Ojalá siempre fuera así, que las miserias sólo pasarán una vez en la vida (como máximo)
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
No creo que sea la misma que -casi siempre- después de instalarse, en vez de marcharse, sólo se dedica a engordar.
Un abrazo.
Vaya Esteban paso por acá después de unas vacaciones en Colombia y me encuentro con un buen cuento para el humor, así lo tomo yo. UN abrazo Esteban.
Luisa, tiempo sin verte. La miseria toca las puertas, aunque sea difícil que se lleve algo nuevo. Un beso.
David, llega una y todas las veces que quiere.
Pedro, porque como los políticos, y aunque resulte tremendamente paradójico, la miseria se alimenta de la avaricia.
Eskimal, te agradezco tus palabras. Un abrazo grande y vuelve cuando quieras.
Y volvera de nuevo esperando encontrar algo.
Besitos
Elysa, lo que siempre espero es que vuelvan mis lectores, como tú, tan fiel siempre. Un beso.
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