lunes, 4 de junio de 2012

De visita

La miseria tocó a mi puerta. Le abrí, pero solo fue que echara una ojeada para que retrocediera. “Olvidaba que ya había pasado por aquí”, sentenció la condenada. Y se fue.

7 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Hay muchos tipos de misería, si sólo ha pasado una vez y no vuelve, todavía tienes algo.
O eso se supone

David Moreno dijo...

Ojalá siempre fuera así, que las miserias sólo pasarán una vez en la vida (como máximo)

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Pedro Sánchez Negreira dijo...

No creo que sea la misma que -casi siempre- después de instalarse, en vez de marcharse, sólo se dedica a engordar.

Un abrazo.

El Eskimal dijo...

Vaya Esteban paso por acá después de unas vacaciones en Colombia y me encuentro con un buen cuento para el humor, así lo tomo yo. UN abrazo Esteban.

Esteban Dublín dijo...

Luisa, tiempo sin verte. La miseria toca las puertas, aunque sea difícil que se lleve algo nuevo. Un beso.

David, llega una y todas las veces que quiere.

Pedro, porque como los políticos, y aunque resulte tremendamente paradójico, la miseria se alimenta de la avaricia.

Eskimal, te agradezco tus palabras. Un abrazo grande y vuelve cuando quieras.

Elysa dijo...

Y volvera de nuevo esperando encontrar algo.

Besitos

Esteban Dublín dijo...

Elysa, lo que siempre espero es que vuelvan mis lectores, como tú, tan fiel siempre. Un beso.