viernes, 29 de junio de 2012

Sequía

            Hace tiempo que este pueblo está en sequía. Ya no solo los maizales parecen pergaminos, sino que cada vez más perros aparecen desmayados durante el día, acurrucados en medio de las sombras. Los niños agotaron las últimas gotas que le quedaban a la fuente y ahora deambulan sobre los caminos empedrados, rogando entre las tiendas por un poco de agua. Los negocios quiebran y la gente empieza a morir.
             En medio de la crisis, anoche soñé que llovía. Cuando desperté, descubrí que también había sucedido en el pueblo. Todos se regocijaban por el retorno del agua y las matronas se agolparon a las puertas de la iglesia para rezar por un aguacero más. Sin embargo, después de varias semanas, no volvimos a ver ni el asomo de una llovizna.
            “Que me despierten antes de la inundación”, le dije a mi madre. Creo que no me entendió.

3 comentarios:

Elysa dijo...

Necesita dormir y soñar para traer más lluvia. El sueño le da la posibilidad de hacerse real.
Me gusta.

Besitos

Koko dijo...

Es que el cuento es demasiado abierto, creo, yo veo más de una posibilidad en la frase del tipo, y es la frase lo que abre al cuento completo. Creo que si sé cerrase más a una determinada posibilidad -como que el tipo sólo lo dice sarcástica e irónicamente- o cómo sí al soñar efectivamente atrae más la posibilidad de hacer llegar el agua. Aunque puede que hacer un cuento abierto fue la intención.

Esteban Dublín dijo...

Elysa, es un mártir de la contribución. Celebro que te guste.

Koko, agradezco tu comentario y recibo encantado tus sugerencias. Las interpretaciones siempre tienen la posibilidad de considerarse infinitas porque cada lector tiene una circunstancia determinada en su vida que sesga su opinión hacia cierto lado. Eso, por supuesto, lo considero magnífico, porque en la amplitud de posibilidades radica el éxito del microrrelato.