miércoles, 12 de septiembre de 2012

De la invisibilidad

La niña que me gusta es invisible. La siento cuando llega en las noches a mi habitación, abre la puerta y se sienta a mi lado a contarme lo que hizo durante el día. Papá no me cree. Está convencido de que es una amiga imaginaria e, incluso, sé que ha llegado a pensar que se trata de un fantasma. Igual, me tiene sin cuidado lo que piense. Papá cree que para querer a alguien hay que verlo. Por eso, no me extraña la desaparición de mamá.

4 comentarios:

Isabel dijo...

Este micro es de los que se quedan en ti, o sea, los buenos.

Elo dijo...

Siempre es un placer leerte.

Elysa dijo...

Con esa premisa es más fácil aceptar la "invisibilidad" de la madre. Inquietante.

Besitos

Esteban Dublín dijo...

Isabel, celebro que te haya gustado. Vuelve cuando quieras.

Quimera, siempre es un placer tenerte de vuelta.

Elysa, queda tu comentario en el aire para todos los lectores. Gracias por pasar.