viernes, 14 de septiembre de 2012

El Sátrapa Trascendente

Ángel Olgoso
            Si me pongo a evaluar las alegrías que me ha dado el camino de la literatura, especialmente el del microrrelato, la verdad es que tendría que dedicar más líneas de las que estoy dispuesto a escribir. Sin embargo, puedo decir que el número empezó a multiplicarse cuando emprendimos La Inter, historia de la que hablaré más detenidamente en otra ocasión.
            Hace poco, en ese azar delicioso que me produce buscar nuevos libros en la Lerner, valiosísima librería con la que tenemos la suerte de contar los bogotanos, me encontré con La máquina de languidecer de Ángel Olgoso. La lectura me marcó. Ángel me demostró que no hay límites establecidos aún cuando la misión sea escribir textos tan breves. Su capacidad de imaginar y, sobre todo, su precisión, me dejaron boquiabiertos.
             Fascinado por la lectura, emprendí la búsqueda para conseguir una entrevista con él para La Inter. Contrario a lo que nos suele suceder (a mí y a mis compañeros cuando contactamos un escritor), Ángel fue rapidísimo en sus respuestas. Aparte de su generosidad y amabilidad, debo decir que no solo accedió a la entrevista, sino que habló de un tema que llamó muchísimo mi atención cuando averiguaba sobre él: la Patafísica. Quiero dejarles la respuesta que me dio para esa entrevista en La Inter cuando le sugerí que nos contara de qué se trataba eso de ser un Sátrapa Trascendente. Estoy seguro de que cuando la lean, podrán hacerse una idea del encanto de personaje que tuve la fortuna de encontrar.

            "Se trata de una dignidad patafísica. En 2007, tras diez años de dudas, pudor e inacción ante tal iniciativa, me decidí por fin a fundar el Institutum Pataphysicum Granatensis, organismo dependiente e independiente del Collège de Pataphysique francés, sociedad de investigaciones sabias e inútiles que difunde la Patafísica -ciencia creada por Alfred Jarry que estudia las excepciones y las soluciones imaginarias-, poseedora además de calendario propio, santoral laico, organigrama, innumerables cátedras, departamentos y subcomisiones, cargos de crípticos nombres grecolatinos y publicaciones internas de alto valor bibliográfico. Los Sátrapas del I.P.G. son cooptados -por iniciativa propia- si muestran un interés genuino hacia esta ciencia de lo particular, dándose por entendido que se trata siempre de seres creativos, con inquietudes intelectuales y artísticas. No están sometidos a ninguna regla, actúan patafísicamente con su sola presencia o incluso con su ausencia; sin embargo todos son miembros catalizadores, muy activos, también cuando se abstienen de toda actividad. Entre los Sátrapas Trascendentes que enriquecen el I.P.G. -unos 31 ya- se encuentran José María Merino y Umberto Eco. “Nada es extraño a la Patafísica puesto que en la vida todo son excepciones”, “A lo fácil por lo difícil” o “La existencia no es todo, es incluso lo mínimo”, son algunos de los postulados de esta disciplina arbitraria pero rigurosa. Su emblema, una espiral, representa el conocimiento perpetuo. Al ser la Patafísica la Suprema Instancia, más allá de la cual no hay nada, un eterno Presente -tanto en el sentido temporal como en el de regalo y feliz sorpresa-, no debe preocuparnos su futuro. Incluso si la humanidad desapareciera, la Patafísica proseguiría sola y al margen de cualquier participante".

Si quieren leer el resto de la entrevista, pueden acceder desde aquí.

5 comentarios:

Elysa dijo...

Por esa entrevista he terminado de leer hace unos días "Los líquenes del sueño" y sé que no será lo último que lea de Olgoso. Lo he disfrutado.

Besitos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Buenísimo! El Sr. Olgoso es un fuera de serie.

Un abrazo,

Esteban Dublín dijo...

Elysa, qué bueno que seamos un puente para que conozcan los mejores microrrelatistas.

Pedro, coincido. Abrazos.

El Eskimal dijo...

Estoy de acuerdo, La Inter ha sido una gran maestra, nos ha enseñado autores que n o conocíamos y despliega su conocimiento sin ataduras. Gracias por ello Esteban.

Esteban Dublín dijo...

Eskimal, no sabes cómo agradezco esas palabras. Alientan y dan fe. Un abrazo enorme y que sigamos con los vínculos internacionales.