viernes, 18 de enero de 2013

Decisión vital

Abro mi clóset y reviso de arriba abajo qué prendas me vendrían bien para el ahorcamiento. De tajo, descarto las camisas y los suéteres. Con las chaquetas podría lograr más firmeza y asegurar que el estrangulamiento sea del todo eficaz, aunque el largo de los calcetines también podría contribuir a un suicidio exitoso. Mientras dudo, miro al costado derecho y encuentro dos nuevas opciones que se posicionan como favoritas: los cinturones y las corbatas. Con respecto a los primeros, encuentro las propiedades de la hebilla algo escalofriantes. Y morir colgado de una corbata me parece, sin duda, mucho más poético.

2 comentarios:

Gemma dijo...

Sin duda, morir ahorcado de un calcetín se me antojaría un acto desesperado...
Abrazos, Daniel

Esteban Dublín dijo...

Gemma, qué orgullo verte por aquí. Ahora, se me antoja que morir ahorcado por una corbata no solo es más poético, sino también, mucho más elegante.