viernes, 11 de enero de 2013

Las líneas de la mano

Aquí veo fortaleza y tesón, consecuencias clásicas de una infancia enmarcada por la ausencia de figura paterna. Dolor y ensimismamiento se cruzan en el camino a causa, quizá, de burlas e improperios propios de la crueldad infantil, es decir, de niños de su misma edad que anidaron en usted toda esperanza de broma pesada. Lo veo claro: aquí aparece un romance, es breve, es fugaz, pero es intenso. Aunque también veo que de nada valdrá mi advertencia. Su línea de la vida no se cruza con su línea del amor. Es más, llega justo hasta aquí. Son veinte con cincuenta.

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