Fernando, un zorrero es una persona que anda por la calle en una especie de carroza improvisada, arrastrada por un caballo, en la que recoge cosas para su casa o para la venta. Aquí en Colombia son muy comunes y son personas de origen humilde.
Lector, antes que nada. Publicista. En 2008, realicé el Taller de Microliteratura en La Escuela de Escritores de Madrid. Mis microrrelatos han sido elegidos para componer antologías latinoamericanas, publicados en diferentes revistas impresas y digitales, y premiados en Chile, Argentina y España. En 2010, la editorial Adéer Lyinad publicó mi libro Preludios, Interludios y Minificcciones. Representé a Colombia en el VI Congreso Internacional en Bogotá. Algunos de mis textos han sido traducidos al italiano y al portugués. Daniel Ávila es mi verdadero nombre.
18 comentarios:
¿Será que los extranjeros entienden lo que es un zorrero? ¿Los dejamos que averigüen?
Hay algo que aún no entiendo del cuento, sigo pensando
Yo no se que es un zorrero, quizá por eso no le he entendido.
Saludos
Dale, Mauricio, síguelo pensando...
Fernando, un zorrero es una persona que anda por la calle en una especie de carroza improvisada, arrastrada por un caballo, en la que recoge cosas para su casa o para la venta. Aquí en Colombia son muy comunes y son personas de origen humilde.
Esteban, vi el mensaje en la cajita de mi blog... cómo así que hay que pensar el cuento... no entendí.... ¿Hay que dar el tema?
O te estabas refiriendo a este que finalmente no descifro...
Correcto, Mauricio, ¿ya sabes de qué se trata?
yo tampoco he logrado entender muy bien como es la cosa... un saludo amigo esteban.
Sigan intentándolo, porque este cuentito tiene algo de misterio.
También me he perdido, E. Lo sigo masticando pero no doy con el tono.
Buena idea la del cuento personalizado.
Si el caballo cayó, se golpeó. Y si se convirtió en unicornio, fue porque fue porque el golpe se posó sobre su cabeza.
Diego, gracias por lo de la idea. ¿No te gustaría cambiarme el nombre? Me froto las manos, de sólo pensar en la historia del gemelo malvado.
Que clavada, dijo el zorrero, pensando que su caballo no serviría para más. Que clavada dijo el caballo, cuando sintió la punzada en la cabeza.
Salú pue.
Claro, Johan, ¿tremendo chichón, no?
No tenés que pedir permiso para escibir la historia del gemelo. Escribí de lo que quieras. A ver qué sale.
Vamos a ver qué sale, Diego.
:-)
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