martes, 2 de diciembre de 2008

La mina

Mientras caminaba, Yahír Pataquive se repetía a sí mismo en voz alta huevos, pan y leche para no olvidar el pedido de su madre. El camino acostumbrado a la tienda estaba cercado y no le quedó otra alternativa que tomar un atajo por una vieja vereda. Cuando dio el sexto paso, un kaboom acabó con la esperanza de los miles de hinchas del Ajax de Amsterdam que disfrutarían los prodigios y los ciento ochenta y cuatro goles de su pierna izquierda.

15 comentarios:

Fernando Ramos dijo...

Uh, quizá hubiera sido balón de oro, no como ese jugadorsucho que han premiado este año.

Saludos

Anónimo dijo...

Denunciá complot: a la mina la puso el agente de Oberdán Sugandera, eximio delantero izquierdo uruguayo, célebre por inventar "La adormecedora", técnica con el balón que consiste en pasarlo repetidas veces frente al contrario hasta que este deja pasar al delantero para acabar con el sopor.
Oberdán igual no tuvo ningún destino: se lo cargó un defensor de Cambaceres, pagado por el agente de Shonatan Gómez, centrodelantero paraguayo de...

yacasinosoynadie dijo...

Al comienzo me sentí muy identificado, porque yo también repetía para mi mismo la lista que mi señora madre me había encomendado… eso me causo una extraña sensación de ternura… luego kaboom y termina uno estático con los ojos muy abiertos frente al monitor, con un taco en la garganta… ¡Que puto buen cuento Esteban! Que puto buen cuento.

yacasinosoynadie dijo...

Apropósito Esteban por ahí vi tu comentario y creo que tenias razón, pero pues esa no era mi intensión, en fin… Espero un comentario del cuento como tal, me interesa mucho tu opinión al respecto.

Jaime Diaz dijo...

Ovación de Pie...

Johan Bush Walls dijo...

Yo vi un caso similar en un campo de tierra, de esos que hay en las barriadas de Guatemala, solo que a falta de mina pusieron un petardo, pero el impacto causado en el pie descalzo del jugador fue letal, no era un petardo cualquiera, era uno de esos que aquí le llaman mortero. Creo que el complot lo ha orquestado la mismísima FIFA.

Salú pue.

PD. Buen cuento maestro Dublín.

Mauricio Duque Arrubla dijo...

Casi no logro pasar hoy martes por acá pero lo logré... a deleitarme a pesar de la dureza.

La invitación a oir música sería un fin de semana, tal vez no este puente pero el otro sí.

Esteban Dublín dijo...

Fernando, tal vez hubiera sido balón de oro, pero en este país las minas quiebrapatas quitan algo mucho más valioso que eso.

No, Diego, no la puso él. La puso la guerrilla o el ejército de este país. A la larga, la misma cosa.

Jorge, eso de puto buen cuento me hace sentir putamente bien.

Señor Turin, muchas gracias.

Johan, la Fifa no tiene ni idea lo que pasa en los campos de Colombia. La cantidad de minas antipersona por las que mueren o quedan paralíticos los colombianos no se compara con el número de países inscritos en la federación.

Mauricio, ahí estaré pendiente.

Johan Bush Walls dijo...

Es cierto maestro, las minas quitan mucho más que la ilusión, igual sucede en Guatemala, siempre encuntro muchas similitudes entre la realidad de este país y la colombiana, la guerra todavía sigue cobrando víctimas.

Nos queda la ironía y el sarcasmo como punto de apoyo.

Salú por eso.

Anónimo dijo...

Lo que más me gusta de tu cuento, Esteban, es que a través de esa carrera trunca, de esos goles futuros perdidos para siempre, traés la violencia sin sentido, las víctimas inocentes, la vida arruinada de un chico que pudo tener una vida distinta. Tantas cosas tristes, sin decirlas.

En contra te podría decir que si tu intención es que el lector asocie esa violencia con Colombia (por lo que mencionás en tus comentarios), deberías contextualizarlo de otra forma. No lo dejes atado únicamente a la nacionalidad del autor. A mí, extranjero, eso se me escapó hasta llegar a los comentarios.

Saludos, Dublin. Seguiré pasando por acá.

Pupila dijo...

huevos, pan y leche. Leche, huevos y pan. Huevos, leche y ¿qué?

Esteban Dublín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esteban Dublín dijo...

Johan, quisiera que nos quedara algo más que la ironía.

Javier, no te imaginas la cantidad de historias que no se cuentan a raíz de las minas antipersona. La cantidad de personas que dejan sus sueños en la mitad del camino. De pensarlo, se me agúan los ojos. No hay nada más inhumano que una mina. De hecho, es tan cruel la realidad, que muchos soldados colombianos pisan minas a propóstito con el único fin de tener subsidio de por vida para ellos y su familia (el gobierno lo decretó así). Con respecto a la contra, creo que no importa si es un niño colombiano o no. Ahora, la cruenta práctica se limita a países en guerra y en suma pobreza tales como Afganistán, Chechenia, Camboya, Angola, Somalia o Colombia, entre otros muy pocos. ¡Qué tristeza! Por eso y sólo por eso, la nacionalidad es algo que pasa por lo anecdótico, realmente. No hace parte esencial de la tragedia.

Pupila: Y Pum.

Anónimo dijo...

Esteban:
Cuando hablé de "contra" aclaré que solamente lo era si vos querías asociarlo a una violencia regional específica. Como bien decís, lo mismo puede aplicarse, lamentablemente, a varios lugares del mundo. Coincido en que el cuento gana más así como está, universalizando el dolor.
Y aunque pueda sonar vacío todo esto, como abstrayéndome del tema y enfocándome solo en la forma y no en el contenido, dejame decirte que leo tus comentarios con el corazón en el puño.

Saludos.

Esteban Dublín dijo...

Muchas gracias por las palabras, Javier. Saludos para ti también.