lunes, 28 de septiembre de 2009

Bipolaridad

El pastor no lograba explicarse por qué siempre después de las noches de luna llena desaparecía una de sus ovejas y, menos aún, la razón por la que amanecía desnudo, empapado en sangre y cubierto de huesos en medio del rebaño.

27 comentarios:

Walter dijo...

JO!
Buenísimo!

SIL dijo...

GUAU !
Lapidario...
Un beso.

Citopensis dijo...

Muy bueno.

Si me lo permites aquí te dejo la otra cara de la moneda: http://citopiensoluegoexisto.blogspot.com/2009/09/eclipse.html

Campanula dijo...

Muy bueno, como siempre.
un abrazo

Martín Gardella dijo...

Buenisimo este micro! Me parece perfecto, ni una letra de más. Un abrazo

Víctor dijo...

Ese pastor debe ser medio lobo, medio burro, porque mira que no lograr explicarse el motivo de su peculiar "albada"...

Es motivo (la anécdota) es muy bueno, Esteban, pero creo que se puede llegar a más. Por lo menos creo que TÚ puedes llegar a más. Tu texto es bueno, no lo dudo, conciso (una sola frase) y rápido, redondo, pero se me hizo un poco previsible. Las tres primeras palabras -creo- ya contienen implícito el relato. Un "pastor bipolar" tiene muchos números de acabar el relato convertido en un licántropo. Aun así, repito, el texto está clavado.

Un saludo.

PD: Para esto servían los comentarios, ¿no, Esteban? Ya me la devolverás. ;)

Johan Bush Walls dijo...

Ijuela, no muy entendí el comentario de Victor, pero estoy de acuerdo con él, se me hace previsible el relato.

Cada día desaparecía una oveja del rebaño, el pastor no lograba entender la causa.

Nunca se le ocurrió relacionarso con el abando de su esposa, ni con las contínuas quejas de insatisfacción que ella le gritaba al rostro, después de hacer el amor.

Cuando ella se fue, su único consuelo fueron las ovejas.

Salú pue.

Anónimo dijo...

Jajajajaja. Qué bien.

Nancy dijo...

Oh, yo escribí algo parecido ... pero nunca tan bien como lo tuyo.
Excelente cuento, es de mis favoritos

David Moreno dijo...

Contundente. Directo. Y algo trágico darse cuenta de que algo pasa y no sabes la razón.

Un saludo indio

Esteban Dublín dijo...

Walter, me encanta que te guste.

Sil, en lugar de lapidario diría licantrópico. Un beso para ti.

Alberto, gracias. Vi tu contracara y es una interesante versión.

Campanula, gracias. Un abrazo para ti.

Martín, te agradezco mucho. Te veo muy prolífico últimamente. Me alegra.

Esteban Dublín dijo...

Víctor, ¡claro que sí! De eso se tratan los comentarios. Te agradezco mucho. Ahora, déjame ejercer la defensa del micro. Considero que lo previsible en un relato tan corto puede ser relativo. Yo realmente quería que el título se convirtiera en el centro del relato por si al terminar de leerlo no quedaba completamente claro. Quise hacer un relato sugerente, de una frase como bien dices, y directo. En todo caso, mi querido Víctor, te agradezco de nuevo tu intervención y te espero de nuevo con tus valiosos aportes.

Johan querido, realmente no veo necesaria la aclaración de por qué el pastor termina siendo un hombre lobo, ya que fíjate que el género del cuento, no como regla por supuesto, generalmente descarta lo secundario y, mucho más, cuentos tan cortos como este. Era un pastor, así de simple, y en la noche se convertía en el mayor enemigo de sus ovejas, las mismas que cuidaba durante el día. Un abrazo y salú.

Samuel, bienvenido por aquí. Me alegra divertirte un poco. Las puertas de esta casa siempre están abiertas. Te espero de vuelta.

Nancy, es un gran halago teniendo en cuenta que prácticamente no te has perdido ni un cuentito. Un beso.

No comments, así es: una tragedia licantrópica terrible.

Julibelula dijo...

Amo los hombres lobo, sobretodo cuando no saben que lo son.

Esteban Dublín dijo...

Jilibébula, no saben lo que son y tampoco saben lo que pierden, en especial este.

Javier Ortiz dijo...

Qué pastor tan despistado. Una situación un tanto “angustiante”, un tanto “cómica” para el lector por ese hecho cuando termina de leer.

Esteban Dublín dijo...

Muchas gracias, Javier. Esa es la idea.

Anónimo dijo...

Bueno, esta vez me ha parecido poco creíble que el pastor no pùeda hilar los dos sucesos, y así entender lo que está ocurriendo. Aunque creo que los bipolares tienen precisamente ese problema, ¿no?
¡Cariños, Estéban!

Esteban Dublín dijo...

Tú lo has dicho, Lauri. Los bipolares no saben lo que se traen sus otros yo. Besos.

sav dijo...

Que buen blog, desde hoy te sigo.

Elo dijo...

Muy bueno...
Nada como los relatos breves... No cansan la vista y dejan con ganas de más...

Esteban Dublín dijo...

Muy bien, Sav, bienvenido

Pues que bueno que te gusten, Quimera. Por aquí encantado de recibirte siempre que quieras.

David E. Guzmán dijo...

Me encantó este microcuento Esteban, para mi fue como ver un filminuto tragicómico, muy visual la cosa, saludos!!

Esteban Dublín dijo...

¡Qué bueno, querido Rule! Si quieres hacer el filminito, yo encantado.

yacasinosoynadie dijo...

suele pasarme... jajajaj, buen texto Esteban...

Esteban Dublín dijo...

¿Suele pasarte, Jorge? Y bue... aquí también hay espacio para las confesiones.

Rodrigo Bueno dijo...

EXCELENTE! muy bueno.

Esteban Dublín dijo...

Gracias, Rodrigo, un poco tarde, pero te respondo.