lunes, 26 de abril de 2010

Trágica

—¡Cantadme! —pidió el mortal.
—Encantada —murmulló la sirena.

26 comentarios:

Esteban Dublín dijo...

Queridos lectores, les pido disculpas por la tardanza del cuento de hoy. Una circunstancia se me atravesó en el camino y me impidió publicar cumplidamente, como suelo hacer.

En todo caso, aquí está el cuento.

Angela María dijo...

Gracias, Esteban.

Un micro, que deja mucho a la imaginacion e interpretacion personal... pero creo que el titulo no me cuadra del todo..

Besos.

Alís dijo...

Mortal y suicida, sin duda.

Beso

Elo dijo...

Masoquista!

David Baizabal dijo...

Yo supongo que el título se debe a la forma de tragedia de la narración. Me gusta el doble sentido del final y me remite irremediablemente a la Odisea. Me gusta.

Yo soy Escribidor dijo...

Ésta sí me gustó.

josé manuel ortiz soto dijo...

y todos sabemos lo que pasó: si no estás atado al mástil, el canto de las sirenas suele ser trágico.

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

muy bueno.

Víctor dijo...

¿Grabaste el concierto de la sirena, Esteban? No estaría nada mal escucharlo...

Un saludo.

Martín Gardella dijo...

Cortito y al pie. Ni una palabra de más. Muy bien!

Zarache dijo...

DEja una grata sensación y le da un poco de trabajo a la imaginación.

Jesus Esnaola dijo...

Me cuesta un poco disfrutar estos micros tan micros, pero es muy ingenioso, qué duda cabe.

Un abrazo Esteban

Esteban Dublín dijo...

Ángela, ¿no te cuadra? ¿Y eso?

Alís, mortal y suicida. ¿Sinónimos o antónimos? ¿Te atreves a responder?

Quimera, como todos los hombres.

Baizabal, sin duda, La Odisea es el referente. Buen lector.

Deivi, ¿y cuál no?

José Manuel, la belleza puede ser tan traicionera...

Esteban Dublín dijo...

Daniel, gracias. Pensé que estos tan breves no eran tan de tu agrado.

Víctor, quise, pero terminé tapándome los oídos y no las escuché. Cuando fui a ver dónde estaba la grabadora, la vi en el río, llevándose con mis recuerdos.

Martín, al pie, eso me gusta. Un abrazo.

Lau, para eso está la imaginación: para que la pongamos a trabajar.

Jesús, gracias. Es cierto que al ser tan cortos cuesta un poco sacarles el jugo, por eso se debe ser muy preciso y no caer en el problema que hablamos la vez pasada: el del aforismo. Si me preguntas, este, en mi concepto, sí es un cuento.

Alís dijo...

Me atrevo, claro, aunque no esperes una respuesta brillante, jeje.
Mortal y suicida no son sinónimos ni antónimos. En este caso, complementarios. Uno puede ser mortal y no suicida (la mayoría lo somos), pero un suicida debe ser, necesariamente, mortal, o sería siempre un suicida frustrado.
¿Esto responde?
Un beso

Esteban Dublín dijo...

Responde, Alís, responde, pero te fuiste por el camino fácil. Un poquito de humor no vendría mal... Un beso.

Alís dijo...

Disculpe usted, no sabía que además quería humor... haberlo dicho.
(Aunque me temo que no habría sabido hacer humor con mortal y suicida. Confieso mis limitaciones)
¿Se le ocurre a usted una respuesta humorística a su misma pregunta?

Esteban Dublín dijo...

Huy, Alís, tutéame, por favor que me siento regañado.

En todo caso, responderme a mí mismo me resultaría osado e incluso aburrido. Así que mejor paso.

Alís dijo...

jajajaja, Esteban, eso me suena a salida airosa para encubrir una cobardía (suena a palabra fuerte, pero tómala con suavidad, porque ésa es la intención).
En serio, llevo un buen rato pensando en algo divertido para responder a si mortal y suicida son sinónimos o antónimos... (quedé picada, jajaja), pero no se me ocurre. Si aparece algo, volveré a contarte. O si a alguno de tus lectores se les ocurre, podrían decirlo ¿te parece?

Esteban Dublín dijo...

Cuando quieras, Alís, ¿qué dicen, lectores? ¿Se animan al debate?

josé manuel ortiz soto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
josé manuel ortiz soto dijo...

Esteban y Alís, no entiendo bien cuál es el debate, pero ahí va mi participación:

Asistente médico

No tiene caso intentar nada, me dije mientras el rescatista introducía en mi boca el tubo aquel con que intentaba regresarme a la vida.
No obstante mi renuencia a vivir, lo asistí obediente en las maniobras de reanimación hasta que, tras poco más de media hora de lucha sin sentido, aceptó su derrota:
—Basta, no tiene caso intentar nada –dije con la tranquilad de quien ha cumplido con la responsabilidad de ser médico.

Saludos.

Alís dijo...

Creo justo darte las gracias por haberme inspirado la última entrada.
Aunque temo que tampoco me salió divertido...
Besos.

Esteban Dublín dijo...

José Manuel, si tú no entendiste el debate, pues yo no entiendo ni jota de lo que dijiste ni por qué lo dijiste.

Alís, un placer. Un abrazo.

Verónica Calvo dijo...

El mortal se lo puso en bandeja a la sirena y ellas, todos lo sabemos, las pillan al vuelo.
Genial ;-)

Besito.

Esteban Dublín dijo...

¡Bien dicho, Ananda!