viernes, 16 de diciembre de 2011

Venganza de un hijo abandonado

     Mr. Cheadle reconoce su equipaje, lo toma y se dirige apresurado a la salida del aeropuerto. Allí, un hombre impecable de pies a cabeza lo espera con un cartel en el que está escrito su apellido. El ejecutivo, que acaba de completar veinticinco horas de viaje, no musita palabra. Con la mirada, le indica que él es el hombre que espera y lo invita a agilizar el paso. Mientras el chofer guarda el equipaje en el baúl, Mr. Cheadle se acomoda en el lujoso automóvil dispuesto para su transporte. Rumbo al destino, el ejecutivo nota que algo no está bien. Reclama en inglés, pero el chofer no atiende una sola de sus palabras. En medio de la nada, el auto se detiene.
     —Llegamos, míster —dijo el chofer sacando un revólver de la cajonera—. Lo esperé toda mi vida.

10 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Impecable! El título desvela el misterio con el que te deja la última frase. Sin embargo me gustaría alguna alusión más en el texto que pudiéramos reconocer al ver el conjunto. No sé, tengo la sensación de que le puede faltar algo...
Voy a leerlo otra vez :)
Abrazo

Víctor dijo...

Me recordó el inicio al que escribí hace poco, titulado "Viaje relámpago", aunque con un final bien distinto. Como dice Anita, a mí el título también me falla un poco, como muy de sopetón. Un abrazo.

Leonardo Dolengiewich dijo...

Me gustó mucho este texto!
Y me permito, con todo respeto, disentir acerca del título. Creo que este micro logra lo que muy pocos micros: que uno termine de leer y tenga que volver al título para completar el sentido del texto. Eso, para mí, es una virtud y no una falla de un microrrelatista.
Bueno, eso nomás.
Un abrazo!

Elysa dijo...

Muy rápido este micro, y el título es imprescidible para poder captarlo.

Besitos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Un micro brutal en el mejor sentido del término, aunque podría ampliarse a todo el concepto.

El título, vital para el micro. Estoy de acuerdo con lo comentado por Leo; te obliga a volver a él, entenderlo todo y, entonces, sonreír.

Mi enhorabuena por un texto excelente, Esteban.

Anita Dinamita dijo...

Lo que quiero decir con que le falta algo es que cuando un micro hace eso, vuelves al título y sonríes, lo lees otra vez encontrando referencias por el texto, pistas digamos, y sientes una complicidad. Aquí el título solo tiene referencia en la última frase y quizá se podían haber añadido antes (quizá notar un rasgo familiar en el chófer o algo similar)
Vuelvo a decir que la redacción es impecable y el micro me gusta, solo que le encuentro ese truco que podría mejorarse.
Un abrazo

Susana Camps dijo...

A mí me ha gustado porque soy de las que lee el título a toda pastilla y no se entera, por lo que al volver atrás me satisface como resolución. Sin embargo comparto lo que dice Anita, la relectura podría ser mucho más rica; o al menos tú nos tienes acostumbrados a eso. Ya ves, venimos invitados a comer y encima exigimos postre de diseño. Esta gente...

Manuespada dijo...

Un micro que mantiene perfectamente la tensión desde la primera hasta la ultima linea, un fantástico trabajo narrativo. Un abrazo.

Esteban Dublín dijo...

Anita, es posible que tengas razón. Sin embargo, ¿no te parece que una pista más en un espacio tan reducido sería demasiada explicación? Gracias por tus críticas. De verdad, las recibo abiertamente.

Víctor, revisaré el tuyo. Suscribo la respuesta que le di a Anita. Sin embargo, sabes que aquí se aceptan siempre las críticas.

Leo, bienvenido a este espacio. Precisamente esa era la idea, que después de una narración, la gente volviera al título, ya que otra pista, sigo creyendo, resulta demasiado elemental.

Elysa, muchas gracias. En ocasiones, creemos que el título es un elemento decorativo, pero en el microrrelato no.

Esteban Dublín dijo...

Pedro, agradezco muchísimo tu comentario y tu amabilidad. Celebro que haya sido de semejante agrado para ti.

Susana, es el problema de acostumbrar a algo sin la intención de hacerlo, pero en todo caso, recibo muy agradecido tu comentario como crítica.

Manu, cuando vienen de ti, comentarios así resultan doblemente halagadores. Muchas gracias. Un abrazo.