viernes, 24 de febrero de 2012
Nocturno
Noches atrás, un fantasma se apareció en mi alcoba. Entró sigilosamente y se posó a mi lado. Tocó mi rostro, me acarició el cabello y me susurró un beso en la mejilla. Con mi sonrisa, se atrevió a buscarme la boca y accedí a la invitación de su romance. Cegada por esa ternura que hace tiempo no sentía, lo invité a mezclarse entre mis sábanas. Nos amamos hasta el amanecer, encendiendo nuestros cuerpos con el fuego propio de lo prohibido. Cumplido su deber, me abrazó por última vez y me dejó ahí, dormida y satisfecha, al lado de mi esposo.
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10 comentarios:
En todo caso safer sex! Me gustan esas fantasías inconfesables.
Saludos seguros
Más habitual que lo que la fantasía cree :D
Abrazos
La última palabra nos tumba, Esteban. Por cierto: ¿conoces el concurso de fantasmas de Páginas de Espuma? Échale un vistazo.
Quién diría que un muerto pudiera ser tan erótico. Me recordó a la Doña Flor y sus dos maridos.
No queda duda de que el verdadero fantasma es el esposo :)
Hermoso micro.
¡Saludos!
Un micro muy sensual sobre todo al final.
Besitos
Mei, ni tan inconfesable. Y no sé por qué, pero cuando las mujeres narran una fantasía erótica, me parece mucho más evocador.
Verónica, si tú lo dices... ¡Un beso!
Víctor, lo conozco. Creo que me voy a a animar, pero siempre me parece un poco complicado empezar con una frase hecha. Un abrazo.
Melvin, el erotismo aparece en todos los lugares. No distingue mortales de inmortales. Siempre termina siendo el tema ineludible en la vida o en la muerte.
Sergio, esa es una conclusión contundente. Un abrazo.
Elysa, ¿por lo del esposo? Un beso.
el final fue sorpresivo!
pasa a mis favoritos
Un beso.
Gracias por seguir pasando, Angelita. Un beso grande.
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