miércoles, 19 de septiembre de 2012
Las horas perdidas
Mientras leía los clasificados de un diario local, Sofía miró su reloj y se dio cuenta de que había perdido dos horas de su vida. Miró a su alrededor y se inquietó. Con prisa, las empezó a buscar desesperada en medio de su bolso. Escarbó entre los bolsillos y vació su cartera. Solo encontró un delineador, una caja de chicles y un resaltador. Las dos horas no estaban por ninguna parte. Sofía trató de recordar dónde las había dejado. Pensó que quizá las había olvidado sobre su mesa de noche, pero descartó la teoría de inmediato. Luego repasó su día e imagino que tal vez las había extraviado en el camino, cuando se había cruzado con Juanjo, un compañero de su universidad que le resultaba bastante atractivo. Bastó poco menos que un instante para que recordara dónde había dejado su tiempo de tres a cinco de la tarde.
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5 comentarios:
En tal caso serían horas ganadas, Don Esteban.
Estupendo micro.
Un abrazo,
Es posible que las horas sean ganadas como dice Pedro (es lo primero que pensé) pero si ha tardado tanto en encontrarlas, mala señal, muy mala, van a ser horas perdidas y Juanjo... lo tiene fatal.
¡Vaya! coincido con los comentarios anteriores.
Me ha hecho sonreír tu micro.
Besitos
Pedro, depende. Pero sí, podría ser. Abrazos enormes.
Luisa, todo depende del enfoque. Quizá, del estado de ánimo. Un beso.
Qué bueno, Elysa. Siempre fiel y generosa conmigo. Un beso.
Por casualidad termine viendo éstos "cuentitos" y debo decir que he quedado fascinada, y también que quizá yo igual me pierda varias horas viendo más.
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