miércoles, 23 de enero de 2013

Intérpretes del silencio

Durante los últimos meses, el que más frecuenta esta casa es el silencio. En ocasiones, es ella quien se despierta para preparar desayunos con café como denominador común. Algunos domingos, soy yo el que recoge la loza y se ocupa de la limpieza de la cocina. Nos cruzamos por los pasillos, nos sentamos en la misma mesa, dormimos en la misma cama. Cualquiera que sea el tiempo o el espacio, nuestra conversación se limita a los suspiros. Aquí las palabras quedaron guardadas en los cajones, escondidas entre las cartas de amor que nos enviábamos en plena necedad adolescente. Los diálogos se refugiaron en los compartimentos, cubiertos por los regalos que siempre esperamos estrenar para alguna ocasión especial. Las promesas se esfumaron con el olor del salitre, evaporadas en los anhelos de un tiempo mejor que jamás llegó. A veces pienso que quiere volver a hablarme e interpreto las listas de mercado que suele dejarme sobre la mesa de noche como pistas de un posible acercamiento. Hasta ahora, no he logrado descifrar ninguna.

3 comentarios:

Angela María dijo...

Es una hitoria triste... y una realidad.

un beso

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Aplaudo, Don Esteban, esta pieza que aborda uno de los peores males que nos pueden afectar, el desamor y que lo hace de forma brillante.

Un abrazo,

Esteban Dublín dijo...

Angelita, la rutina del amor.

Pedro, agradezco tus sentidas palabras. Un abrazo y gracias por pasar.