viernes, 27 de agosto de 2010

Espacio

Siempre que quiere escapársele a sus sentimientos, Zarache se da a la tarea de escribir. Justo ahí, en medio de uno de los renglones, terminan encontrándola.

14 comentarios:

Zarache dijo...

Encontrar el comentario que anunciaba mi microcuento fue muy agradable para mi.
Que bueno que la primera vez que logro ser la primera en comentar un microcuento en tu blog, sea el que se trata de mi. Muchas gracias por el relato. Un Abrazo.

josé manuel ortiz soto dijo...

¿Habrá otro sitio más seguro para que la encuentren? Creo que no.

Saludos.

Manuel dijo...

Encontrar, encontrar. Si buscas te pierdes... No es buscar... Es encontrar.

Unknown dijo...

Zarache, todos padecemos esta clase de inoportunos.

Buen fin de semana

Alís dijo...

Perderse "Entre líneas" es muy agradable

Besos a ambos

German Andrés Sarmiento dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Angela María dijo...

Nunca existe un lugar seguro...
si buscas encuentras...

Besos

German Andrés Sarmiento dijo...

No hay lugar mas seguro, como obvio, para esconderse que en la escritura propia.
Muy bueno

Saludos.

Gabriel Cruz dijo...

Lau, la historia te ha quedado muy padre y de verdad que lograste describir un poco de tus emociones en tan breves palabras :)

Esteban Dublín dijo...

Zarache, me alegra mucho que haya sido de tu agrado. Espero que no sea la última vez que te tenga por aquí.

José Manuel, no lo creo...

Manuel, yo creo que es permitir perdernos.

Patricia, es difícil escapar de lo que sentimos. No, difícil no, imposible.

Esteban Dublín dijo...

Alís, bien lo has dicho.

Ángela, no existe lugar como nuestro refugio literario. Sabe más él que cualquiera que nos conozca.

Germán, porque es ahí, en medio de nuestras líneas que nos podemos escapar de todo aunque sea paradójicamente el lugar de encuentro preciso para nuestros mayores y más terribles temores.

Germán, soy Esteban: no Lau. Igual, gracias.

Elo dijo...

La ventaja (o desventaja) de los que escribimos...

Esteban Dublín dijo...

Ventaja y desventaja, querida Quimera.

Esteban Dublín dijo...

Posiblemente este cuento haga parte del proyecto que tengo en mente para el futuro: Cuentos con nombre propio.