lunes, 7 de noviembre de 2011

La arquitectura indescifrable

Era imposible salir de ese laberinto. Un día, alguien entró.

12 comentarios:

David Moreno dijo...

Me gustan las paradojas y esta tuya lo es. Si alguien un día entró, será que se puede salir, ¿o no?

Un saludo indio

Verónica Calvo dijo...

Es cuestión de paciencia y hacer plano mental, casi ná.
Coincido con No comments: si alguien entró se podrá salir.

Abrazos

Elysa dijo...

Eso, si alguien entró es que hay una entrada-salida ¿no?

Besitos

Nel Morán dijo...

Retornar al principio no siempre es una salida.

Blogsaludos

Anónimo dijo...

Parece un Koan!!!

Saludos, ¿orientales?

Gemma dijo...

O la facilidad con que solemos complicarnos la existencia.
Muy bueno, Daniel.
Abrazos

Esteban Dublín dijo...

David, quién lo sabe. Dejemos que la imaginación se anteponga a la lógica.

Ananda, la paciencia rebosa. Tarde o temprano, pero rebosa. Tal vez por eso lo indescifrable se hace escenario propicio de ficción.

Elysa, no lo sabemos. Aquí el lector hace el texto y forma parte de él.

Esteban Dublín dijo...

Adivín, llegar al final tampoco lo es.

Garcibáñez, conocí algo de los koanes cuando estuve presente en el Vi Congreso de Minificción llevado a cabo en mi ciudad. Paul Dávila es un experto en el tema y tuve la oportunidad de entrevistarlo para que me hablara acerca de sus orígenes y las reflexiones que supone. Ahora, de ahí a que este sea un koan, creo que hay un trecho largo y amplio. En todo caso, muchas gracias.

Gemma, de complicaciones y otros demonios. Un beso.

Javier Ortiz dijo...

Excelente.

Esteban Dublín dijo...

Gracias, Javier. Tiempos sin verte. Me alegra mucho tenerte de vuelta.

Unknown dijo...

Coincido con Javier.
Excelente!!!
Para bordar en un tapiz

Esteban Dublín dijo...

Gracias, Patricia. Un beso grande para ti.