lunes, 21 de noviembre de 2011
Que juzgue el lector
Esta mañana, al prender el televisor, observé mi foto en el anuncio del telediario. El presentador hablaba de un peligroso asesino serial que acababa de sumar una víctima a su extenso listado. Atónito ante lo que veía, cambié el canal, pero sorprendido me encontré con una nota periodística que detallaba mi modus operandi lanzando una clara alerta a toda la ciudadanía. Luego prendí la radio y escuché a un teniente policial que ofrecía una jugosa recompensa por cualquier información que condujera a mi paradero. Me alteré. Sobre todo, cuando recogí el diario debajo de mi puerta y observé mi foto en primera página con un titular que me sindicaba nuevamente como un peligroso asesino. Todo pasó muy rápido. Escuché el teléfono, el timbre, el celular, las sirenas, las ventanas rompiéndose a pedradas. En este momento, una multitud enardecida grita mi nombre a la puerta de mi casa exigiendo justicia. Si no voy a la cárcel, estoy seguro de que me matan. Puedo oler su odio. Pero la verdad es que no sé qué pasa. Soy un hombre común y corriente. Trabajo en una oficina de lunes a viernes y pago cumplidamente mis impuestos. Tengo una familia a la que amo y jamás le haría daño a otra persona. Mucho menos, mataría a alguien. Soy inocente. Lo juro.
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11 comentarios:
Si lo jura, mal vamos...
Lo primero que me ha venido a la cabeza al leer tu título es el de aquella vieja película, "Que el cielo la juzgue". ¿Iba por ahí, o he hecho un puente gratuito?
Abrazos.
A mí me ha recordado al Señor K. de El Proceso.
otro puente gratuito? ja,ja
Abrazos!
A mi me ha pasado lo mismo que a Patricia. De hecho, antes de leer su comentario, pensaba decir aquí "...Y entonces comenzó el proceso..."
Así que de puentes va la cosa.
En cualquier caso, he disfrutado leyéndolo.
Un saludo,
Vete a saber... hay tanto inocente juzgado y encarcelado y tanta "buena gente" por ahí que si supiéramos de verdad cómo son nos moriríamos del susto... Pero ya que das la opción al lector: el no es culpable de lo que haga su hermano gemelo del que fue separado al nacer. De hecho ni sabe de su existencia... no así el gemelo.
Besos
Pues necesito pruebas, por ahí hay inocentes a los que les han destrozado la vida y culpables a los que todos les sonríen. Difícil decidir.
Besitos
Me gusta mucho este microrrelato, Esteban. Has conseguido que sea muy eficaz la secuencia de extrañeza. La has salpimentado tan bien que fluye con una naturalidad de la que muchas veces adolecen las enumeraciones. Así que mi veredicto para el autor es: inocente. Otra historia es la del protagonista. Yo he interpretado el microrrelato como una metáfora de la vida moderna. El es un ejemplo de lo que la sociedad nos dice que hemos de ser pese a que esto pueda ser anodino, vacío y unidimensional. Debería preguntarse con franqueza qué es y qué quiere porque solo así podrá elegir. Mi veredicto para el protagonista es: culpable.
Muy bueno.
Abrazos
Por alguna razón me recordaste Crystal Ball de Keane... Saludos. Siempre es un placer leerte
Esteban, él nos dice que es inocente, pero al mismo tiempo no conseguimos entrar a su alma. ¿En verdad es inocente? Al comienzo del relato como que da la impresión de que no. Ya veresmos después del proceso.
Saludos.
Antes que nada, queridos lectores, quiero presentarles mis disculpas por esta ausencia que parece eterna. Mi trabajo está tomando una nueva dimensión y tengo muy poco tiempo que debo distribuir para seguir haciendo las cosas que amo: leer, escribir y hacer publicidad.
Por favor, disculpen las molestias.
Susana, desconozco la película, pero aquí el único juez es el lector. Tú en este caso.
Patricia, también desconozco tu referencia. Me abstengo de responder.
Pedro, comenzó el proceso en el momento en el que ustedes empezaron a juzgar. Justo en ese momento.
Ananda, eso es ir al grano con pruebas. Gracias por tu veredicto.
Elysa, al grano: ¿culpable o inocente? Las evidencias están ahí.
Jesús, tus pruebas son suficientes para mí. Gracias por la absolución al autor. Ya te las entenderás tú mismo con el protagonista por tu declaración. Abrazos.
Quimera, no tengo idea de qué hablas. Pero haré la tarea de averiguar.
Manolo, eso no lo decido yo. Lo decides tú. ¿Culpable o inocente?
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