Todos los atardeceres dominicales, un esfuerzo universal concentra su energía en la detención del tiempo para que el lunes no llegue. A eso se deben la opacidad de las tardes y los visos de lluvia del domingo. A pesar del empeño y el deseo colectivo, el sol siempre se pone al día de la Luna.
6 comentarios:
Y sí, monday bloody monday!
Saludos lunáticos
Por mucho que nos empeñemos el lunes siempre llega...
Besos desde el aire
Tan cierto...
Un beso.
¡Vaya si llega, vaya!
Besitos
Aviso muy serio para tu personaje:
Haz el favor de no enredar las tardes de los domingos en adelante... :-)
Besos!
Veo que, como yo, todos detestamos los lunes y sus efectos. Gracias, queridos pasantes: Mei, Rosa, Angelita, Elysa, Gemma.
Recibo encantado esa solidaridad femenina.
Publicar un comentario